sábado, 17 de diciembre de 2016

EN EL "ESPACIO MENTE ABIERTA"; OSVALDO PEPE


Por Osvaldo Pepe



“Para Sarmiento, la montonera es una especie de guerra civil, la forma natural de la guerra en democracias rurales? cuando quiere explicar al caudillo Quiroga; y la montonera es mero bandalaje de salteadores cuando necesita explicar al Chacho como salteador que debe ser fusilado sin proceso después de hecho prisionero?” (Juan Bautista Alberdi, Obras Completas, tomo V, Escritos Póstumos).
La querella entre argentinos no es producto sólo de la más difundida de esas discordias en el siglo XX, la de peronistas y antiperonistas, cuyos coletazos contaminan la política hasta nuestros días con su versión K y anti K. La grieta es bicentenaria.
Por alguna razón, que más que ideológica se remonta a nuestros próceres, fundadores de la Patria para unos, detestables traidores para otros.
Cada tanto los disensos envuelven a José de San Martín, el más intocable de los prohombres fundacionales, y se le cuelga el cartel de “agente inglés” en la batalla de emancipación del yugo español.
Suena a traidor, pero ¿qué era revolucionario en aquellos días del 1800, el librecambio inglés o el monopolio comercial de la corona española? Con Rosas y Roca pasa algo curioso.
Cada uno fue jefe duro en la lucha contra el indio hostil. Según Adolfo Saldías en su “Historia de la Confederación Argentina” (1892), hubo más de 10 mil muertos en la expedición rosista.
En el caso de Roca un informe del Ejército Argentino estima los muertos en unos mil, sobre unos 13 mil prisioneros, sometidos a un cautiverio en durísimas condiciones.
Para la historia, lo de Rosas fue “campaña” y la de Roca “conquista”. Para un sector de la sociedad y de los historiadores, Rosas es estandarte desoberanía y no el jefe brutal de una patota de terror del incipiente estado (La Mazorca).
Y Roca, matador de in dios antes que fundador del Estado moder no. Mala noticias para los apologistas. Los dos fueron las dos cosas.
En confianza, escuchemos esta escatología: “Mujer por la voz, conejo por el miedo, eunuco por sus aspiraciones políticas”.
La frase no es del barrabrava Guillermo Moreno a un opositor, sino del padre de la educación argentina (Sarmiento), al padre de la Constitución argentina (Alberdi).
Y son parte de la polémica entre ambos, reflejadas en “Las Cartas Quillotanas” y “Las 101” con frases hirientes que ambos se cruzaron. Alberdi detestó a la inmigración que no fuese sajona y terminó defendiendo al gaucho.
Sarmiento tuvo la revolucionaria idea de la escuela pública como pilar integrador de la democracia, reclamó “no economizar sangre de gauchos” y persiguió (y mandó a matar, en el caso del Chacho Peñaloza) a los caudillos del interior por “bárbaros”.
Los dos fueron las dos cosas. Macri llamó “impostor” a Massa, lejos los dos del bronce de la Patria. Ojalá no se diga a futuro que ambos lo fueron.

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