viernes, 4 de agosto de 2017

4 ESTRENOS RECOMENDADOS


El otro lado de la esperanza: queribles perdedores en la mirada de un gran creador
El otro lado de la esperanza / (Toivon Tuolla Puolenaka, Finlandia/2017) / Guión y dirección: Aki Kaurismäki / Fotografía: Timo Salminen / Edición: Samu Heikkilä / Elenco: Sakari Kuosmanen, Sherwan Haji, Janne Hyytiäinen / Distribuidora: Mirada / Duración: 98 minutos / Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas 


En tiempos en que la problemática de la inmigración ilegal genera en Europa decenas de películas de ficción y documentales dominados por la denuncia horrorizada, la culpa y el subrayado, una propuesta como El otro lado de la esperanza resulta una verdadera rareza.
En verdad, la filmografía del maestro finlandés Aki Kaurismäki se ha desmarcado desde siempre de las convenciones para encontrar en su humor absurdo, su espíritu anarquista, sus elementos tragicómicos y sus personajes excéntricos, un lirismo infrecuente en el cine contemporáneo. No es la primera vez que un inmigrante aparece en una película de Kaurismäki, pero aquí es Khaled (Sherwan Haji), un hombre proveniente de la arrasada Aleppo, quien arriba a Helsinki tras una serie de peripecias por Europa. Víctima a cada paso de la burocracia, de la confusión y, sobre todo, del racismo y la xenofobia imperantes (es atacado, por ejemplo, por unos neonazis), intenta ser reconocido legalmente como refugiado político.
El otro protagonista es Wikström (Sakari Kuosmanen), un vendedor de ropa que abandona a su esposa, se deshace de su negocio y decide jugarse todo el dinero al póquer. Gana y decide comprar un patético restaurante. Los caminos de este típico antihéroe del cine de Kaurismäki y de Khaled no tardarán en cruzarse, pero el director elude el paternalismo. Hay, sí, una cuestionadora mirada política, pero ante todo hay en El otro lado de la esperanza humanismo, sensibilidad para evitar el golpe bajo y una reivindicación de esos queribles perdedores que deambulan por sus historias.
D. B. 



El planeta de los simios: la guerra, oscura visión sobre la caída del ser humano
El planeta de los simios: la guerra / (War for the Planet of the Apes, Estados Unidos-Canadá-Nueva Zelanda/2017) / Dirección: Matt Reeves / Guión: Matt Reeves y Mark Bomback / Fotografía: Michael Seresin / Música: Michael Giacchino / Edición: William Hoy y Stan Salfas / Elenco: Andy Serkis, Woody Harrelson, Steve Zahn, Amiah Miller / Distribuidora: Fox / Duración: 140 minutos / Calificación: Apta para mayores de 13 años


El director de las valiosas Cloverfield: Monstruo, Déjame entrar y El planeta de los simios: Confrontación (2014), segunda entrega de esta reciclada saga (la primera había sido rodada en 2011 por Rupert Wyatt), regala con La guerra la historia más oscura, pesimista y sangrienta de toda la trilogía. Tras la muerte del cruel Koba, el chimpancé César (Andy Serkis) queda no sólo al frente de su familia sino de una muy organizada comunidad de simios. Pero los militares se acercan, secundados por los antiguos seguidores de Koba que se han transformado en colaboracionistas, con la idea de aniquilarlos.
La idea del guión es clara: los primates evolucionan; los humanos involucionan y, por lo tanto, no es difícil empatizar con los conflictos de César y sus leales seguidores como el orangután Maurice (Karin Konoval) o el gorila Luca (Michael Adamthwaite) frente al despiadado (y estereotipado) coronel que interpreta con un bienvenido sentido del humor Woody Harrelson. Si lo de Harrelson, al frente de un ejército de sádicos mercenarios, es tan exagerado y disparatado que está cerca del ridículo, el contrapunto humano lo ofrece una adolescente muda llamada Nova (Amiah Miller), que resulta una observadora inocente del horror que se genera a su alrededor.


El planeta de los simios: La guerra es ante todo, como su título lo indica, una película bélica con múltiples referencias a Apocalypse Now y otros clásicos del género, pero también una de escape de prisión (de campo de concentración) con ciertos aires de western y algunos destellos cómicos. El expresivo trabajo de Serkis con su simio construido a partir de la técnica de captura de movimientos es, otra vez, excepcional y se suma a todo el despliegue de efectos visuales, panorámicas nevadas fotografiadas con sentido épico por Michael Seresin y la potente banda de sonido compuesta por Michael Giacchino.
El resultado es un film entretenido a partir de un relato bien construido (Reeves ratifica sus dotes de lúcido narrador y no casualmente le han encomendado dirigir la próxima The Batman) y una alegoría sobre el maltrato a los animales, la tentación del ojo por ojo y las dificultades de convivencia armónica entre seres diferentes que proporcionan distintos niveles de lectura políticos y morales.
D. B. 



El aprendiz: austero retrato de una vida difícil
El aprendiz / (Argentina, 2016) / Dirección: Tomás De Leone / Guión: Tomás De Leone, Jordán Orlando / Fotografía: Eric Elizondo / Edición: Iair Michel Attias / Elenco: Nahuel Viale, Esteban Bigliardi, Malena Sánchez, Mónica Lairana, Germán De Silva / Duración: 80 minutos / Calificación: apta para mayores de 13 años


Nada es fácil en la vida de Pablo, el protagonista de esta ópera prima de Tomás de Leone premiada el año pasado en el festival de Mar del Plata. Se gana la vida como ayudante de cocina, pero sueña con un modesto restaurante propio, aunque no le sobren los recursos para concretar el proyecto. También debe lidiar con una madre alcohólica y con el trauma de un abandono doloroso, el de su propio padre, que lo quiere lo más lejos posible.
El aprendiz radiografía con notable precisión la deriva de un personaje que, abrumado por el peso del pasado y el presente, pelea como puede por un futuro distinto. El paisaje gris e industrial de Quequén refuerza la sensación de monotonía que atraviesa una historia cuya rutina apenas se ve alterada cuando aparece un romance fugaz o algún delito de poca monta para juntar algunos billetes.
La sobriedad de Nahuel Viale para interpretar a ese joven cargado de angustia y temperamento opaco es una de las fortalezas de esta película austera, equilibrada y sólida. Lo acompaña un elenco muy ajustado en el que se luce especialmente Esteban Bigliardi, magnífico en la creación de un psicópata astuto, pero no del todo lúcido, que sin embargo sabe cómo aprovechar las debilidades ajenas y ocultar las propias. Despótico y arbitrario, líder de una pandilla juvenil siempre titubeante, intimida, repele y también causa gracia por su visible patetismo.
A. L.



El pampero: suspenso que se cuece a fuego lento
El pampero / (Argentina-Uruguay-Francia, 2017) / Dirección: Matías Lucchesi / Guión: Matías Lucchesi, Gonzalo Salaya / Fotografía: Guillermo Nieto / Elenco: Julio Chávez, Pilar Gamboa, César Troncoso / Distribuidora: Primer Plano / Duración: 77 minutos / Calificación: Apta para mayores de 13 años 





Tras un auspicioso debut con Ciencias naturales, Matías Lucchesi regresa con una película de encierro, que se destaca por las actuaciones sólidas y un relato que combina drama con suspenso de cocción a fuego lento. El espectador se va enterando de a poco y mediante algunas pistas de quiénes son y qué les sucede a los personajes de Julio Chávez y Pilar Gamboa, un hombre enfermo que se refugia en su velero y una chica que aparece escondida en su barco y con su ropa manchada de sangre.
El director y guionista apuesta fuerte en esta narración, ofreciéndole al público la información sobre los personajes y sus circunstancias con cuenta gotas y apenas agregando algunas explicaciones necesarias a través de los diálogos. La construcción de una tensión que va escalando de forma lenta algo que por momentos se siente demasiado funciona por una justa combinación de elementos.


El encierro de los personajes, literal en el barco y metafórico en la limitación de su libertad por diferentes motivos, es crucial para conseguir crear un suspenso que pesa. La puesta en escena es sencilla y está ajustada a este propósito. Todo esto se completa con el talento y el trabajo de Chávez y Gamboa, que están muy bien acompañados por la meritoria actuación de César Troncoso. Ellos encarnan la sutileza y ambigüedad que propone la narración y le agregan sensibilidad. Sus interpretaciones son el gran acierto de la película.
M. F. M.


























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