Cigarrillo electrónico: los peligros de su consumo, eje de un gran debate
Hay poca información disponible sobre esos dispositivos, que tienen un mecanismo complejo de administración de la nicotina; su uso altera la presión y el ritmo cardíaco
La ciencia aún no se pronuncia a favor ni en contra. Pero los indicios clínicos sobre los efectos del cigarrillo electrónico en la salud ya apuntan hacia un daño residual en el organismo y los especialistas insisten en proteger especialmente a los chicos y los adolescentes del vapor que produce.
En la 5a Conferencia de América Latina y el Caribe Tabaco o Salud, en esta ciudad, las exposiciones sobre este dispositivo fueron las más convocantes. Es que aún persisten dudas sobre lo que pueden inhalar los usuarios y quienes los rodean. Algunos de los obstáculos para investigar su seguridad son un mecanismo de administración de la nicotina cada vez más complejo, las escasa información que proveen los fabricantes, las advertencias engañosas, las pocas regulaciones que los países imponen respecto de otros productos de consumo humano y la velocidad con la que nuevas versiones salen al mercado.
Aruni Bhatnagar, codirector del Centro de Regulación del Tabaco y Adicciones de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por su sigla en inglés), indicó: "La ciencia aún no se ha definido sobre los cigarrillos electrónicos, pero lo que vamos conociendo cada vez más es que su uso causa un daño residual. Modifica la presión, el ritmo cardíaco y existe la posibilidad, aunque aún sin evidencia definitiva, de que en el organismo se produzcan alteraciones relacionadas con ese daño".
Bhatnagar coordinó a los diez investigadores y médicos que hace tres años redactaron el documento de la AHA sobre estos dispositivos que usan líquidos con o sin nicotina, saborizantes y otras sustancias químicas que el calor convierte en el aerosol que se inhala. "Se dice que los saborizantes son seguros porque están aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, en inglés). Esas sustancias tienen una etiqueta que dice que son seguros, pero hay que aclarar que eso es sólo para cuando se agregan a la comida. En el caso del cigarrillo electrónico, se inhalan, no se comen. Por lo tanto, ese consumo es a riesgo individual", dijo el investigador, que también es profesor del Departamento de Medicina de la Universidad de Louisville, Estados Unidos.
Y aclaró que cualquier afirmación de que el cigarrillo electrónico es seguro, no causa problemas ni genera adicción "no es verdad".
Dicho eso, pidió agregar: "Aún no sabemos cuán malos son. Algunos dirán que no son tan dañinos como el cigarrillo común, pero esto tampoco lo podemos decir todavía. La mayoría fuma los dispositivos con nicotina". Pero, aunque no la contengan, Bhatnagar instó a evitar el aerosol porque "no es vapor de agua como dicen, sino que sabemos que se trata de pequeñas partículas suspendidas".
Los chicos y los adolescentes no deberían quedar expuestos a estos dispositivos. La revista Pediatrics publicó estudios sobre intoxicaciones en menores de seis años por el consumo accidental de los líquidos saborizados. "Estamos ante un producto nuevo y cambiante. Aun en los países en los que no está prohibido, no sabemos qué contiene ni cómo se usa. Es una caja de Pandora", dijo Joaquín Barnoya, titular del Departamento de Investigación de la Unidad de Cirugía Cardiovascular de Guatemala y miembro del Comité Editorial de Tobacco Control.
El producto se usa en la mayoría de los países de América latina. En la Argentina, su venta está prohibida -quienes lo usan lo compran por Internet o en el exterior- y los ambientes 100% libres de humo de tabaco también rigen para el vapor o aerosol de estos dispositivos.
"Sabemos que un alto porcentaje contiene advertencias falsas sobre su contenido de nicotina -explicó Barnoya-. El líquido contiene saborizantes, como chocolate, frutas, vainilla, mentol o, incluso, tabaco. Lo cierto es que es un producto muy poco regulado y sobre el que recién se está estudiando si puede o no tener consecuencias para la salud."
El 20% de los productos en venta en su país que analizó contenían acetona, que es una sustancia tóxica. Un 40% de los productos con nicotina contenían niveles que no coincidían con los informados por el fabricante. Y el 20% de los dispositivos supuestamente sin nicotina incluían la sustancia. "Los niveles de nicotina de estos productos los determina, en realidad, el fumador. No el dispositivo -aclaró Barnoya-. De acuerdo con qué tan profundas y tan frecuentes sean las inhalaciones, así serán los niveles que ingresen al organismo."
Stella Regina Martins, de la Comisión Antitabáquica de la Asociación Médica Brasileña, lideró el año pasado una revisión de los estudios publicados sobre la composición del vapor, sus efectos y la utilidad de estos productos para la cesación tabáquica. "Aun cuando no produzca monóxido de carbono ni alquitrán, como el cigarrillo común, hay estudios que identificaron la presencia de sustancias reconocidas por su toxicidad para el ser humano. Por lo tanto, cabe adoptar el principio de prevención y precaución en salud pública porque desconocemos el producto y no debería ser recomendado", señaló Martins, del Grupo de Cesación Tabáquica y Neumonología del Instituto del Corazón de la Facultad de Medicina de la Universidad de San Pablo.
Su utilidad para dejar de fumar también está bajo la lupa. "Existe consenso en que hay que tratar la dependencia física, psicológica y conductual del fumador -dijo-. Al sostener el dispositivo no se estarían tratando las dependencias psicológica y conductual. Y si el fumador combina el cigarrillo común con el electrónico, se está exponiendo a más riesgos." Para ella, reemplazar un cigarrillo por otro no es dejar de fumar. "En esto hay que ser muy claros", insistió.
F. CH.
Las encuestas de consumo de tabaco en los menores de 18 coinciden en que el cigarrillo electrónico es el dispositivo de transición al cigarrillo común en la mayoría de los países con esos relevamientos actualizados. "Ese es el peligro real", afirmó Aruni Bhatnagar, referente de la Asociación Estadounidense del Corazón en la investigación del consumo de tabaco para las autoridades regulatorias de los Estados Unidos.
En su país, los chicos de 9 años están probando el producto como puerta de entrada al tabaquismo. "Experimentan y cuando se vuelven adictos, pasan al cigarrillo de tabaco, que es más económico y está disponible en todos lados -dijo-. Se están atrayendo a los más chicos con los sabores, como caramelos o frutas, además de exhibirlos en sitios donde los chicos los pueden ver. Cuando se dice que estos sabores sirven para dejar de fumar, no es cierto. Se usan, principalmente, para reclutar nuevos consumidores."
Y como no deja olor a tabaco, se puede disimular el consumo. "Los chicos pueden fumar en el baño o una escalera de la escuela y nadie se va a dar cuenta. Eso lo vuelve más atractivo. En ellos, refuerza la adicción. Muchos empiezan con el cigarrillo electrónico porque el común no está muy de moda y tiene mala imagen. Observamos que se está creando en los países una subcultura alrededor del tabaquismo en los más chicos a través del cigarrillo electrónico.
Esto es lo realmente peligroso", advirtió Bhatnagar. Recordó que el consumo de nicotina daña el desarrollo cerebral en los chicos y los adolescentes. "Altera las conexiones del cerebro y refuerza la adicción, aun cuando no contenga todas esas otras sustancias del cigarrillo tradicional -dijo-. Así que si algo huele bien, no quiere decir que sea inocuo."
Por esto, para Paula Johns, de la organización ACT Salud, de Brasil, las reglas que se aplican para el consumo del tabaco convencional, como los ambientes libres de humo, deben ser las mismas que para la versión electrónica. "El mensaje, por ahora, sería de cuidado. En salud pública, aún falta mucho por comprender y no sólo sobre el contenido de los dispositivos que usa la población, sino también las prácticas de la industria para la venta -indicó-. Habría que aplicar la inversión de la carga de la prueba: quien quiere introducir un producto en el mercado para consumo humano, debería poder probar que no hace daño. Y eso, hoy, no sucede."
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