miércoles, 25 de julio de 2018

LA OBRA PÚBLICA QUE SE HACE Y SE TERMINA


A pesar del dinero invertido, durante muchos años se siguieron produciendo accidentes, con heridos y muertes que podrían haberse evitado
Hoy: Por debajo, la nueva autopista; por encima, los puentes ferroviario y caminero
Hoy: Por debajo, la nueva autopista; por encima, los puentes ferroviario y caminero
La obra pública durante los gobiernos del matrimonio Kirchner estuvo caracterizada por la incompetencia, la corrupción y la insuficiencia para resolver los problemas de la infraestructura, a pesar de las importantes sumas destinadas a ese fin. Esta circunstancia estuvo directamente relacionada con los altos costos, la sobrefacturación y una generalizada corrupción que exponía claramente la ausencia de una selección de obras que respondieran a las necesidades reales y no, como sucedió, a manejos políticos o al enriquecimiento propio a través de testaferros. Es así como mientras que en Santa Cruz algunos caminos contratados con las empresas de Lázaro Báez terminaban en la nada misma, en otros lugares muchas inversiones de bajo monto, pero de extraordinaria utilidad, quedaban en el olvido. Esto ocurrió en muy diversas áreas de la energía, el transporte, la provisión de agua y cloacas, en edificios de hospitales, escuelas y en cuanta cosa pasara por el Estado, ya sea nacional o provinciales.
Podríamos describir muchos casos paradigmáticos que, en sus efectos, nos llevaron a perder el autoabastecimiento energético, y a quedar fuera de los mercados de exportación por los altos costos de transporte y logística. También podríamos referirnos a la extraordinaria tasa de accidentes en rutas o puentes, que, por no mejorarse y ampliarse, pasaron a denominarse "trágicos" o "de la muerte". Nos referiremos a un caso que sirve de paradigmático ejemplo.
La ruta nacional 5 conecta Buenos Aires con la zona oeste y la provincia de La Pampa. Se extiende entre el kilómetro 62 de la ruta nacional 7 y hasta el kilómetro 607, en Santa Rosa. Sirve a un tráfico diario de más de 20.000 camiones y automóviles, que estaban sometidos a todas las dificultades y los riesgos de un camino de dos trochas: una en cada dirección. Para colmo de males, esta ruta debía atravesar la zona urbana de Luján. Esto demandaba tiempo y molestia, y generaba accidentes. Se trataba de un tramo corto de 8,5 kilómetros, que debía construirse desviando el trazado fuera de la zona urbana, conectando con el Acceso Oeste. Es lo que en la técnica caminera se denomina circunvalación o bypass. Pues bien, se comenzó esa obra con el alivio y la expectativa de todos los usuarios y vecinos. Pero pasaron casi 13 años y la ilusión se fue esfumando. La construcción se paralizó y lo ya construido comenzó a deteriorarse. Todo el tránsito debía continuar atravesando lentamente parte de la zona urbana y el tristemente célebre puente por el cual no podían circular dos vehículos al mismo tiempo.
Ayer: El viejo, angosto y peligroso puente de la ruta nacional 5
Ayer: El viejo, angosto y peligroso puente de la ruta nacional 5
Mientras esto todavía ocurría, se habilitó el primer tramo de la nueva autopista Luján-Bragado. El contraste se hizo más evidente. La obra de la colectora se había licitado y contratado en 2001 y, en 2004, había avanzado 5 kilómetros. Cuando en ese año los trabajos se paralizaron, faltaba menos de un kilómetro. Durante los 12 transcurridos en esta insólita situación no solo había una inversión hundida que no se utilizaba, sino que además su uso indebido y la falta de mantenimiento jugaron su efecto destructivo.
En mayo de 2016, la Dirección Nacional de Vialidad reinició la obra y en solo seis meses habilitó, con diseño de autopista, los primeros 5400 metros entre Jáuregui y la ruta provincial 47. El tramo que restaba para empalmar con el Acceso Oeste, que requirió puentes sobre las rutas 47 y 5 y el ferrocarril Sarmiento, se finalizó e inauguró en abril pasado.
En este caso, como en muchos otros, el dinero invertido no impidió que durante años se produjeran accidentes con heridos y muertes que podrían haberse evitado. Fueron, además, miles de horas perdidas y millones de litros de combustibles consumidos innecesariamente. Con el cambio de gobierno, solo con decisión, mayor orden y honradez, en menos de dos años se completó una obra que beneficia el transporte entre los partidos de Luján, Mercedes, Suipacha, Chivilcoy y Bragado con la región metropolitana.
La licitación y la adjudicación reciente de seis corredores viales por el sistema de participación público-privada (PPP) comprenden varios casos de circunvalaciones de ciudades y la transformación en autopista de caminos de alta siniestralidad. Lo remarcable es que los costos unitarios de estas obras se han reducido considerablemente y que llegó la hora de recuperar el tiempo y los dineros perdidos sin sentido.

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