martes, 17 de julio de 2018
SUICIDIO
Suicidio: un problema que crece entre los más jóvenes
El pico se da entre los 15 y los 24 años; familias desintegradas y bullying, las causas fundamentales
El suicidio de niños y adolescentes es una tragedia que afecta a toda la comunidad. "Es considerado, a menudo, un fracaso personal por los padres, amigos, maestros, médicos, psiquiatras y psicólogos, que se reprochan a sí mismos -muchas veces infundadamente- no haber percibido las señales de alerta", asegura el psiquiatra Héctor Basile.
Por otro lado, considera que "actúa como señal vívida de que la sociedad no pudo procurar un entorno sano, nutriente, contenedor, en el cual los niños y adolescentes puedan crecer y desarrollarse".
Según los datos que maneja Basile, en 1998 murieron 200 niños y adolescentes; en 2003, 400, y la última cifra, de 2016, es de 850. "La crisis de 2001 dejó una herida profunda. Las influencias socioeconómicas que llevan a la desintegración de la familia hicieron estragos", lamenta.
En cuanto a la tasa nacional, es de 11,97, pero trepa hasta 30 cada 100.000 en provincias como Tierra del Fuego. "Hoy se nos suicidan tres chicos por día en la Argentina. Necesitamos hacer más prevención", alerta el especialista.
Una etapa de crisis
Se sabe que el suicidio es multicausal, pero las adicciones al alcohol o a drogas aumentan el riesgo. También aparecen como desencadenantes el fracaso escolar, las decepciones afectivas y, sobre todo, el bullying.
"Se suicida tanto el que hace el bullying, un chico que necesita sacarse la bronca y buscar un chivo expiatorio, como el que recibe las burlas, porque mucha veces no da más", detalla Basile, y agrega: "Es común que los adultos no detecten que los chicos la están pasando tan mal".
Para graficarlo, cuenta el caso de un niño con una discapacidad motriz que en reiteradas oportunidades solicitó en la escuela quedar eximido de realizar la clase de educación física por las burlas que recibía. Ni él ni su abuela -que era la tutora- lo consiguieron. La escuela se negó. Al poco tiempo, el chico se suicidó.
Nora Fontana agrega que "hay que saber traducir los mensajes", porque "a veces lo verbalizan con un ?lo abandono todo' o dan algunas señales, pero muchas veces no se pueden ver". Por eso, la psicóloga pide estar atentos a nuestros hijos y a cualquier cambio que notemos.
"Siempre es difícil saber lo que le pasa a un adolescente. El principal problema es que no se les da una educación emocional. Son "analfabetos emocionales", subraya Fontana. Por otro lado, enfatiza que también "pueden estar deprimidos y tristes por una cuestión fisiológica y orgánica, ya que las hormonas sexuales cambian la química cerebral".
Si se reconoció alguno de los síntomas o señales de alerta, Basile destaca la importancia del diagnóstico precoz y el apoyo efectivo para ayudarlos a mejorar la autoestima y madurar la construcción de un proyecto de vida que posibilite afirmar la propia identidad.
En este sentido, Fontana explica que "los padres pueden hacerles ver a sus hijos que hay que enfrentar los problemas y encontrar un sentido para vivir".
La psicóloga cita al neurólogo y psiquiatra austríaco Victor Frankl, quien decía que "el propósito de tener un propósito cambia la vida".
La señales de alerta
Cambios de conducta
Pueden tener variaciones en los patrones alimentarios o de sueño. También, un evidente abandono del cuidado de su apariencia física.
Aislamiento
Dejan de salir con amigos, de ir a reuniones familiares o de realizar actividades usuales. Pierden interés en actividades que antes les resultaban placenteras.
Conducta rebelde
Pueden desarrollar comportamientos violentos o, incluso, fugas del hogar. Pueden darse situaciones de abuso de alcohol o de drogas.
Pérdida de concentración
Aburrimiento persistente, dificultad de concentración y disminución de la calidad del trabajo escolar.
Quejas frecuentes
Como dolores de estómago, de cabeza, fatiga u otras manifestaciones físicas, siempre relacionados con estados emocionales. Pueden dar a entender que se sienten horribles interiormente.
Desprendimiento
Muchas veces, tiran o regalan sus pertenencias favoritas.
E. B.
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