Los abuelos, la red de apoyo más importante de las familias porteñas
Son los que cuidan a los nietos mientras sus padres trabajan, los que les preparan el almuerzo y también, cuando es necesario, los van a buscar a la escuela. Los abuelos son la red de apoyo más importante en siete de cada diez hogares porteños que reciben ayuda. Son ellos (en su mayoría, abuelas) las que "de paso, si total no me cuesta nada", también van al supermercado si hace falta comprar algo, ordenan los juguetes de los chicos, sacan la ropa del tender o riegan las plantas. Salvo en lo que se refiere a la limpieza general de la casa, su rol se sobrepone a todas las actividades.
Según los resultados de la primera encuesta sobre la caracterización de las familias porteñas, realizada el año pasado y difundidos ahora por la Dirección General de Desarrollo Familiar, junto con el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, los abuelos cumplen una función determinante en el cuidado de los nietos ante diversas circunstancias, y su colaboración es clave para que el andamiaje de la rutina familiar no se desmorone.
Myriam tiene 57 años y cuatro hijos, y hace tres meses llegó el primer nieto, Antonio. Está de estreno en su abuelidad, y ansiosa, dice, por comenzar a ejercer su rol parental full time, ya que como su hija Lourdes se reincorpora al trabajo, ella será la encargada de cuidar al bebé. "Todavía no salí a la cancha pero estoy encantada. Con mi marido teníamos muchas ganas de que llegaran los nietos, así que la prioridad ahora es Antonio. Yo no quiero ser para él una visita, entonces cuando mi hija nos preguntó si nosotros podíamos cuidarlo le dije que sí, que contara conmigo de manera incondicional. Hasta le armamos a Antonio un cuarto para él, porque los días que esté en casa quiero que se sienta cómodo, que tenga sus cosas, su espacio".
Myriam, que hacía yoga, salía a correr y tenía varias actividades en la semana, no se siente avasallada, dice, al menos por ahora. "Reacomodaré los horarios en función de Antonio. Mi ofrecimiento de cuidarlo fue voluntario, es algo que hago por placer, no por obligación".
Como apunta Graciela Zarebski, directora de la carrera y posgrado en Gerontología de la Universidad Maimónides, las investigaciones demuestran que los abuelos cuidadores de nietos (en su mayor parte, abuelas), obtienen una mejor satisfacción con la vida y beneficios para su propia salud psicosocial. "Contribuye al envejecimiento activo, que es lo que hoy se promueve a nivel internacional. Además, el vínculo intergeneracional le permite al abuelo ubicarse como un eslabón en la cadena generacional, ya sea en lo familiar o en lo sociocultural, a través de la recuperación del legado de los antecesores y de su transmisión a los que siguen, actuando como puentes generacionales, consultores, consejeros y mentores, lo cual lo provee al adulto mayor de oportunidades esenciales para renovar el sentido de sus vidas y disminuir los sentimientos de soledad y depresión".
Y advierte: "Una condición para que el resultado sea satisfactorio, es que el cuidado de los nietos se realice en condiciones voluntarias, y no permanentes. Hoy, la adultez mayor se ejerce con más años de sobrevida sanos y con recursos suficientes para seguir siendo productivos en diversos órdenes de la vida".
Cuidar, cocinar y planchar
Analía es la madre de Valentina, y hace dos meses se reincorporó a su trabajo en una empresa multinacional. "Valen nació prematura y no queríamos mandarla a una guardería, pero la verdad es que tampoco pensábamos en que una de las abuelas la cuidara todos los días. Como al principio comencé a trabajar desde casa, mi vieja empezó a darme una mano, y finalmente ahora la cuida ella. Yo estoy feliz", confiesa Analía, y reconoce que además de atender a la beba, su madre se ocupa de otras tareas de la casa.
"No me puedo quedar quieta, entonces mientras Valen duerme siempre hay algo para hacer. Colgar ropa, planchar algo, preparar alguna comidita. A mí no me molesta, y ellos me lo agradecen. Tengo amigas con nietos que solamente están disponibles determinados días porque tienen otras actividades. Dicen que quieren sentirse libre. Las entiendo, pero yo no me siento esclavizada", dice Nora
De acuerdo con los datos del estudio, que entrevistó a 2400 familias, en cinco de cada 10 hogares, los abuelos realizan otras actividades como cocinar, servir alimentos y lavar los platos. Y la misma proporción hace tareas de lavado o planchado. Sólo el 30% se involucra en la limpieza general de la casa. Mientras que cuidar a los nietos es la responsabilidad mayor: siete de cada diez hogares donde hay bebés hasta niños de 14 años reciben ese tipo de ayuda.
"Necesitábamos tener una foto actual de las familias de la Ciudad de Buenos Aires para poder trabajar de forma preventiva en las distintas problemáticas. El trabajo nos aportó muchos otros datos relacionados con las dinámicas familiares, como el uso de la tecnología, la estimulación emocional de los chicos y su relación con el deporte -cuenta Adrián Dall' Asta, director general del área de Desarrollo Familiar-.Con ambos padres trabajando fuera de la casa, o muchas mujeres que están solas como jefas de hogar, el sostén está afuera, y la figura del abuelo es muy fuerte".
Abuelas esclavas
Nora , aunque sin proponérselo, hace referencia al síndrome de la "abuela esclava", un concepto acuñado por la psicogerontología que se difundió a partir de la multiplicación de personas mayores que ejercen su rol parental full time y no tienen tiempo ni para ir al médico porque deben cuidar de los pequeños mientras sus padres trabajan y también cuando salen. La "abuelidad", entonces, se transforma en una obligación y no en un placer.
"En estos casos actúa en la abuela una gran carga de autoexigencia, o la imposibilidad de reivindicar algo para sí mismas o de pedir ayuda. En ocasiones, no detecta en su propio cuerpo las señales corporales de la sobrecarga que padece, lo cual le lleva a múltiples malestares y consultas", agrega Sabreski, que destaca la iniciativa del gobierno porteño de relevar la situación de las familias porteñas y los requerimientos de apoyos, donde los abuelos que asumen en numerosas ocasiones las tareas de cuidado de los nietos "se convierten en una fuente de soporte económico, psicológico y social para las familias actuales".
Para la experta, además, la prolongación de la longevidad les permite a los adultos mayores conocer a sus nietos como niños, adolescentes y como adultos, y en algunos casos también como adultos mayores, "lo que constituye una oportunidad para entablar lazos afectivos más intensos y duraderos. "Básicamente, las funciones que cumple el abuelo o abuela son tres: en el plano intersubjetivo, hay mayor disponibilidad afectiva y temporal para compartir actividades, la posibilidad de ser proveedor de cuidados o menor ansiedad en la imposición de normas. En el plano intrasubjetivo, el nieto se internaliza un modelo positivo de llegar a viejo. Por último, el plano transubjetivo, relacionado con la genealogía familiar, donde el abuelo transmite a los nietos la historia familiar, la de los propios padres y su lugar de hijos, a la vez que padres".
Con eso sueña Adrián que a los 62 años se convirtió en abuelo de Antonio. "Tengo el recuerdo de mis dos abuelas todavía muy presente, y me gustaría poder ver crecer a mi nieto y contarle todas las vivencias de uno, de la familia. Ya trabajo poco, y aunque pueda sonar cursi, disfrutar de mis nietos es lo que más me importa en este momento".
Consejos para los abuelos cuidadores
Contar con una identidad flexible, disposición al cambio, a la solidaridad, a enriquecerse con la incorporación de lo nuevo, renovarse con el aporte de las nuevas generaciones.
No avasallar la función paterna o materna de su hijo o hija.
Cuando esto no se logra, abuelo y nieto se hacen cómplices contra los padres, ubicados imaginariamente en el lugar de poder, dando lugar así a múltiples malestares familiares.
S. V.
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