jueves, 10 de agosto de 2017

LECTURA MUY RECOMENDADA



Libro para aquellos que están dispuestos a aceptar un desafío intelectual importante.
Salón Deutschland. Intelectuales, poder y nazismo en Alemania (1900-1945)" 


He retomado este difícil libro, que es complicado de leer debido a que muy fácil perder el hilo argumental del capítulo, pero como lo he dejado madurar un tiempo, pero resultó más ameno que la primera vez.
Lo recomiendo para aquellos que quieren abordar un texto que no es amable con el lector pero que es una obra importante para comprender las relaciones entre algunos círculos intelectuales Munich y el movimiento nacionalsocialista alemán en la época de la República de Weimar: "Salón Deutschland".
Puede confundir al lector el subtítulo de este libro, ya que hace pensar en un análisis exhaustivo de toda la intelectualidad alemana y su relación con el poder desde comienzos del siglo XX hasta el final del Tercer Reich. Pero este extenso y minucioso trabajo de Martynkewicz (profesor de literatura en Bamberg) se centra sólo en un potente círculo cultural arraigado en la espléndida ciudad de Múnich; la capital bávara de la cerveza fue el epicentro del arte y el pensamiento de la modernidad germana desde el año 1900 y dos décadas después, la cuna del movimiento nacionalsocialista.
En la Karolinenplatz o “plaza del obelisco” floreció durante casi treinta años un selecto salón cultural bajo la dirección de Hugo y Elsa Bruckmann, dueños de la vigorosa editorial homónima. En su lujosa mansión se daban cita Rilke y Hofmannsthal; Stefan George, el conde Keyserling y hasta Thomas Mann. Otro de los invitados de honor era Houston Stewart Chamberlain, cuyo ominoso libro
Los fundamentos del siglo XIX, editado por Bruckmann, fue un éxito de ventas. Con la teoría de las razas allí expuesta y demás conceptos pseudocientíficos, la obra haría las delicias de otro futuro visitante del salón: Adolf Hitler.
Martynkewicz presenta multitud de personajes del mundillo artístico y cultural Munich, traza un detallado panorama de las novedosas ideas que los seducían.
El vacío existencial que acusaba la época en torno a 1900 abría innovadoras perspectivas en el arte, la arquitectura o el pensamiento y pronosticaba una revolución futura que, sin embargo y tras dar muchas vueltas, 30 años más tarde terminaría por expresarse en la fatal ideología de “germanidad”, “raza aria” y “liderazgo mesiánico”.
Muy interesantes son los capítulos dedicados a la exaltada relación de los intelectuales Munich con la I GM; desde la eclosión patriótica y la ilusión casi mística de reverencia por la contienda “purificadora”, con la consiguiente justificación de los crímenes de guerra alemanes (incluso Thomas Mann lo hizo), hasta la decepción que cundió entre ellos a mediados de 1915, cuando el “glorioso sacrificio” se reveló carnicería inútil.


Hacia la mitad del libro aparece Hitler, el mistagogo que confunde a los burgueses cultos con su pátina postiza de cultura y amor por el arte: algunos de los habituales del salón de los Bruckmann quedaron pasmados por la potencia de aquel miserable camaleón con “flequillo de proxeneta” (así lo vio Klaus Mann) que a menudo se presentaba en sociedad con fusta y revólver.
Hacia 1924 Elsa Bruckmann y su marido, apoyaron con dinero a pandilleros como Hess, Rosenberg que junto con la demás calaña nazi; colaboraron en la revisión de la infame obra, Mi Lucha (dos tomos de necedades, que incomprensiblemente siguen siendo leídas), pero lo más relevante fue que cuando los nazis se quitaron la máscara y los monstruos surgieron a la luz, también ellos sufrieron la desilusión de ver cómo los brutos pisoteaban los nobles ideales que habían intentado desarrollar y se pusieron a trabajar para destruir Alemania primero y Europa después
Modernidad artística y coqueteo con el poder quedan reflejados en este libro exhaustivo de una lectura exigente, aunque imprescindible para reflexionar sobre esa misteriosa relación que a veces se da entre los intelectos más elevados y la servidumbre más cobarde y abyecta.

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