miércoles, 11 de julio de 2018
LECTURA RECOMENDADA
La vida invisible, de Sylvia Iparraguirre
El edén secreto de una lectora
En la biblioteca de Sylvia Iparraguirre (Junín, 1947) hay una reproducción de una pintura sin título que ella bautizó "la Eva lectora". Es una mujer desnuda a punto de arrancar un libro de la rama de un árbol. Nadie sabe cuál será el destino de la protagonista del cuadro de Edith Vonnegut, pero el de Iparraguirre es evidente: después de tomar el primer Tolstói de la biblioteca de su abuela, ganó un paraíso. La vida invisible es el título sutil que elige para dar cuenta de su edén secreto y retratarse como lectora.
Fascinada por Robinson Crusoe y los cuentos de Ray Bradbury, Iparraguirre desemboca en una carrera de Letras ensombrecida por la dictadura. Allí conoce a un profesor que nunca aplazaba a nadie, Borges, el escritor que, según ella, "con mayor naturalidad ha usado la palabra patria". Sin embargo, el salto cualitativo en su formación sucedió a bordo de un tren mientras leía a Mijaíl Bajtín: "En un viaje de cuatro horas y media, crecí años". Su otro maestro fue el que volvió visible su vida invisible, su interlocutor, su gran amor, Abelardo Castillo, el héroe polemista y desprejuiciado del capítulo "La educación sentimental".
"Álbum", la breve sección que le dedica a la poesía, rompe con la cronología del relato conversacional que venía sosteniendo. Y lo mismo ocurre con "Ana Karenina: una lectura" y el intuitivo "Diario de libros". Allí afirma que Clarice Lispector puede ser "escalofriante hasta la repugnancia", confiesa que Katherine Mansfield le enseñó "cómo quedarse aparte con uno mismo" y se maravilla con Thomas Bernhard y su inconfundible estilo "cerrado como un huevo".
La vida invisible
Por Sylvia Iparraguirre
Ampersand. 134 páginas, $ 290
D. V.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.