Pintoras divergentes: exploran los límites más allá del pincel y la pared
Son mujeres, tienen entre 30 y 40 años y desafían el formato y los materiales tradicionales: pintan con tules, cemento o el propio cuerpo y ponen el bastidor al revés
La pintura argentina tiene una rica tradición en su formato clásico de bastidor en la pared, y también en expansiones más allá del marco del cuadro. Como referentes, que hay muchísimos, basta con citar tres: Guillermo Kuitca y su pintura expandida en paredes y techos; Marcia Schvartz y sus teatros pictóricos 3D, y las pinturas-objeto que anda haciendo últimamente Luis Felipe Noé, precursor y continuo impulsor en esto de expandir los límites de la disciplina. La novedad es que ahora, en Buenos Aires, se pueden ver simultáneamente los trabajos de una serie de artistas mujeres, de entre 30 y 40 años, que coinciden en dos cosas: en elegir la pintura como medio de expresión y en no ceñirse a sus límites, sino explorar materiales impensados, formatos diferentes, hibridaciones con otras disciplinas y tamaños no acostumbrados. En fin, pintoras divergentes.

Sofía Bohtlingk es pintora de un solo color -azul de Prusia- y muchos materiales de obra. Usa el bastidor al revés: rellena el reverso con cemento y aplica fragmentos angulosos, ladrillos, color y lo rasga con amoladora. Carga el pincel de cemento blanco y recorre todo el ancho de su pintura-pared. "Todo gira alrededor de la pintura. Como dice el título de un video que hice de una gota que cae: ella sabe más de mí que yo de ella. La pintura siempre tiene más data que yo, y yo la sigo", se define. Ahora encontró otro material en el óleo líquido. "Me gusta porque está siempre en movimiento. Otras veces uso mi cuerpo para las pinceladas, que toman todo el largo que me dan los brazos", cuenta. Su obra está expuesta en la galería Nora Fisch y para la muestra de la sección Dixit de arteBA está instalando por la ciudad piletas pequeñas de su color favorito, que es absorbido por fragmentos de cemento. La primera está en la esquina de Mansilla y Sánchez de Bustamante.
Catalina León también practica el mestizaje. Primero pintaba sobre placas de Durlock y las rompía a martillazos: la obra eran los escombros. Después, en 2007, ganó el premio Petrobras arteBA con una instalación de pinturas y plantas. Y ahora prepara otra para la muestra Naturaleza. Refugio y recurso del hombre, que se inaugura pasado mañana en el CCK, en la que mezcla pintura, bordado y mantos de hojas de palta y gomero cosidas a mano. "Me pregunto si acaso el arte textil no es pintura. Al mismo tiempo que me interesan los quiebres de los límites que establecen clasificaciones, también me gusta reconocer que hay cuestiones propias del oficio de la pintura. Tanto como el bordado, es para mí una manera de entrar en el tiempo, de rasgar la superficie del día", reflexiona.

Rosario Zorraquín siente que sus últimas obras son tamices. Filtros de formas y luz, que presentó en la galería Isla Flotante. Montados en bastidores con pie que se apoyan en el piso, sostienen telas traslúcidas donde crea con marcadores y agua dibujos, grafismos, líneas y colores. Con las obras compone una instalación: las piezas se ven superpuestas, entre ellas y con el espacio, y cambian con las horas, según cómo llegue la luz. "Lo que me interesa siempre es que la pintura sea una imagen en movimiento y en transformación. Veo el proceso", dice la artista, que el sábado pasado le dio un cierre a su muestra nada convencional: se montó con uno de los cuadros en un bote y salió a navegar por el río.
Ligera como un tul
Las pinturas de Leila Tschopp son muy ligeras, como paños voladores. "Comencé a trabajar relacionando la pintura con el espacio tridimensional para investigar, principalmente, el fundamento subjetivo de la experiencia perceptiva y, al hacerlo, explorar diferentes tradiciones de la historia de la pintura occidental." Primero, lo hizo dentro del plano pictórico y luego empezó a extenderse hacia el espacio mediante dispositivos escenográficos, paneles, estructuras móviles. De eso se trata La ilusión, acrílico sobre tela en la pared y una lona vinílica suspendida desde el cielorraso con un cable de acero, que integra la exposición del Premio Braque, en Muntref. La intención de la artista es establecer relaciones coreográficas entre las pinturas, involucrando el cuerpo del espectador. "Me interesaba no sólo lo que pasaba en cada pintura, sino sobre todo las repercusiones de cada imagen sobre la otra y el movimiento que tiene que hacer el espectador para ir de un conjunto al otro. Así fue surgiendo la idea de pensar la pintura como instalación, que es mi principal interés en este momento."

Teresa Giarcovich "pinta" con tules. "Con textiles transparentes compongo instalaciones en el espacio. Mi trabajo se desarrolla en capas. Cuando pinto con tinta son mil capas traslúcidas y lo mismo hago con los textiles: trabajo los tules superponiéndolos y generando así los tonos, las diferentes intensidades de color. No me considero una artista textil ni una pintora. Sin embargo, estoy trabajando sobre el color, sobre sus sutilezas y atmósferas. Noto cambios en la materialidad, en los formatos, pero siento que siempre trato sobre la misma temática: la naturaleza de lo inasible, lo místico y lo misterioso." Una obra de su serie Narcolepsia se exhibe ahora en el Salón Nacional de Arte Sacro de Tandil. Un retrato o una aparición: "Está relacionada con las visiones fugaces en la transición del sueño a la vigilia. Esos estados sensoriales intermedios en los que el cuerpo percibe imágenes y sensaciones incompletas, fugaces, difíciles de definir", cuenta.
La pintura de Paola Vega es atmosférica y expansiva. Fabrica sus propios pinceles uniendo tres o cuatro pinceletas, para realizar sus paños de 2x3 metros. Su última intervención urbana es para el Guinness: Esplendor se despliega sobre el muro que contiene al Riachuelo por 200 metros de largo y 4 de alto, frente a la Fundación Proa, en La Boca. "La pintura se fusiona con el paisaje, y continúa en los reflejos", observa Vega. Quedará hasta que se desintegre, probablemente en cinco años.

M. P. Z.
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