viernes, 6 de julio de 2018

LA PÁGINA DE JUAN CARLOS DE PABLO


JUAN CARLOS DE PABLO

El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) obliga a otorgarle mayor independencia al Banco Central de la República Argentina (BCRA), para lo cual -una vez más- tendrá que dictarse una ley modificando su Carta Orgánica. Al respecto es importante clarificar de qué, y de quiénes, tienen que ser independientes las autoridades de la referida institución. Para no sufrir nuevas desilusiones, no estaría de más prestarle atención a qué dice la historia sobre esta cuestión.
Sobre el particular entrevisté al inglés Walter Bagehot (1826-1877), yerno de James Wilson, fundador y editor de The Economist, quien desde las páginas del semanario explicó cómo durante las corridas bancarias (los "pánicos", según se decía entonces) debía operar el Banco de Inglaterra en su carácter de "prestamista de última instancia", escritos que luego reunió en Lombard Street, libro publicado en 1873, considerado la biblia en la materia.
-¿Deben los bancos centrales serindependientes?
-El Banco de Inglaterra fue fundado en 1694, por comerciantes que querían "sistematizar" los pedidos de fondos efectuados por la realeza de su país. Naturalmente que el directorio del banco fue integrado por sus dueños, pero recomendé que la gerencia estuviera en manos idóneas, porque no es lo mismo comerciar con té, zapatillas o libros que con operaciones de depósitos y préstamos. Así que, para que funcione, un banco tiene que estar en manos profesionales.
-Pero yo le pregunto con respectoa las autoridades de turno.
-Eso es otra cosa. Hasta 1946 el Banco fue privado, pero igual estuvo sometido a las presiones oficiales de turno. Ejemplo: en 1797, durante las guerras napoleónicas, cuando los militares ingleses necesitaban pólvora, espadas, etc., emitían cheques sin preguntar primero si la corona tenía saldo acreedor en la institución. Por lo cual el Banco le pidió al rey que declarara la inconvertibilidad de la libra en oro, cosa que el monarca no tuvo más remedio que aceptar.
-Nadie puede pensar que un Banco Central, negándose a suministrarfondos, impedirá una guerra.
-O una política fiscal que lleve al país a la alta inflación, a la pérdida de reservas o a la hiperinflación. En su país, ¿qué política económica que terminó en rotundo fracaso pudo ser frenada por las autoridades del Banco Central de turno? ¿Pudieron acaso Eduardo Andrés Zalduendo o Enrique García Vázquez detener las hiperinflaciones que se desencadenaron en 1976 y 1989, respectivamente?
-Pero, entonces?
-Esto de que una política monetaria restrictiva puede neutralizar una política fiscal expansiva es una peligrosa ilusión surgida de cómo se planteó la teoría de la política económica de corto plazo durante la década de 1960. Los modelos, como los medicamentos, deberían ofrecerse con prospectos que clarifiquen sus características y sobre todo sus limitaciones.
-¿Cuál es la idea que motiva la recomendación de la independenciade los bancos centrales?
-Negarse a emitir dinero para financiar el desequilibrio público o el crédito bancario, en el nombre de la lucha contra la inflación, exclusivamente sobre la base de la determinación personal y profesional de los funcionarios del Banco Central, luce muy difícil de resistir. Una legislación que lo impida les permite a las autoridades monetarias imitar a los diplomáticos, cuando niegan algo en el nombre del protocolo.
-Brillante. Pero ¿cuál es el inconveniente?
-Más que inconveniente, se plantea una cuestión de falta de credibilidad. Cada país tiene su historia, que afecta la toma de decisiones de sus habitantes. Les pregunto a los lectores de esta conversación: si Dios no lo permita, en su país, las consideraciones económicas, políticas y sociales demandan emitir dinero, y el presidente del BCRA no lo hace, amparándose en la independencia, ¿qué terminará ocurriendo? Lo más probable es que dicha independencia vuele por el aire, primero de manera informal y luego formal. Tampoco hay que descartar que un Banco Central independiente pueda ser generador de problemas.
-¿Por qué dice esto último?
-Porque en 1923, en Alemania, el Reichsbank estaba a cargo de Rudolf Havenstein, para quien el único problema que había con la inflación era la velocidad con la cual se imprimían los billetes. Eficientes en todo, los alemanes comprometieron a la emisión monetaria miles de empleados, más de 100 imprentas y 30 fábricas de papel. ¿Cuál fue el resultado final? Durante la primera quincena de noviembre de 1923 la tasa de inflación fue de 36% ¡por día! El Reichsbank era independiente, los Aliados apoyaban a su presidente y este nunca quiso renunciar. Finalmente, Dios se apiadó de los alemanes: al comienzo del plan de estabilización aplicado por Hjalmar Schacht, Havenstein? murió.
-Se trata de un caso extremo.
-Estoy de acuerdo con ustedes en ese punto. En la Argentina de 2018 tiene mucha más importancia el diseño y la instrumentación de una política económica, que no demande políticas monetarias "heroicas" por parte del Banco Central, que una independencia obtenida por legislación que continuamente fuera puesta a prueba por inconsistencia entre lo que se le pide al Banco Central y lo que surge del resto de la política económica.
Don Walter, muchas gracias.

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