miércoles, 11 de julio de 2018

PARQUE OLÍMPICO PARA LOS JUEGOS DE LA JUVENTUD


El Parque Olímpico, casi listo, suma otro hito para el deporte y para el sur porteño
Cuatro de los seis pabellones diseñados para alojar los Juegos de la Juventud están concluidos en el Parque Roca; luego, servirán para el entrenamiento de atletas de alto rendimiento
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La pista de atletismo, importada de Italia
Con la Torre de la Ciudad como gigantesco guardián imperturbable de fondo, más de un centenar de obreros trabajan en el Parque Roca, de Villa Soldati, en la última etapa de la construcción del Parque Olímpico, en el que se diputarán desde el 6 de octubre los Juegos Olímpicos de la Juventud.
Rodeado por las avenidas Cámpora, Roca y 27 de Febrero y el arroyo Cildáñez, el Parque Roca estaba mal mantenido. Fue diseñado a fines de los 70 por el arquitecto y deportista olímpico Estanislao Kocourek, quien también creó los parques Sarmiento y Newbery (actual Club de Amigos).
El proyecto del Parque Olímpico, diseñado por el arquitecto Álvaro García Resta, subsecretario de Proyectos del Ministerio de Desarrollo Urbano y Transporte porteño, respetó el masterplan de Kocourek. Sobre este legado se erigieron en un área de 33 hectáreas seis pabellones deportivos: uno destinado a los deportes acuáticos, otro para gimnasia artística y rítmica, y cuatro pabellones multiuso para diversas actividades. Una vez terminadas las competencias, la intención es mudar allí el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), una iniciativa que generará resistencia entre los deportistas acostumbrados a entrenar en el actual predio de Núñez. Desde la Secretaría de Deportes de la Nación afirman que esta mudanza no es viable en el corto plazo.
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“Le queríamos dejar a la ciudad una capacidad instalada para el futuro. Era clave que estuviera todo junto”, explica García Resta. En todo el predio llegaron a trabajar al mismo tiempo 1800 personas.
Cuatro pabellones ya fueron terminados. Los seis estarán unidos por un camino peatonal con una pérgola de 1500 metros que vinculará los accesos a todos los edificios y a las áreas deportivas exteriores: dos pistas de atletismo, homologadas por el Comité Olímpico Internacional (COI); dos canchas de hockey; seis canchas de tenis; seis canchas de beach volley y dos de beach handball, sumadas al nuevo patinódromo y a los espacios destinados a la recreación, donde habrá foodtrucks y espacios de descanso.
El pabellón más impactante es el que tiene las dos piletas profesionales, una olímpica y otra de salto. La construcción fue milimétrica, sin margen para el error, ya que próximamente vendrán de la Federación Internacional de Natación a medirla y homologarla. Entre ambas suman cinco millones de litros de agua. Un puente móvil permite dividir la pileta olímpica de 50 metros en dos de 25 metros profesionales, para poder realizar dos torneos a la vez. Este galpón tiene 65 metros de ancho por 135 de largo y una altura de 17 metros.
En los Juegos competirán 3998 atletas de entre 15 y 18 años, que representarán a 206 comités olímpicos nacionales; por primera vez, será igual la cantidad de varones y de mujeres. Las anteriores ediciones tuvieron como escenario a Singapur en 2010 y a Nankín (China) en 2014. Se disputarán 241 eventos en 32 deportes. Las entradas para acceder serán gratuitas.
“Todo este proyecto se levantó en 13 meses desde cero”, explica el arquitecto Claudio Cané, director de la obra. Originalmente, las tierras eran los bañados de San José de Flores. Después se transformaron en un depósito de basura: de la superficie del parque hacia abajo hay diez metros de residuos. “Tuvimos que hacer las bases con pilotajes a 30 metros de profundidad. Los pilotes son de 15 metros, por lo que hubo que clavar uno y soldar el otro. En todo el predio hay 4000 pilotes colocados”, resalta Cané.
Con aire acondicionado
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La pileta de salto tiene seis metros de profundidad en la zona más honda y la de nado, dos metros. Ambas son de acero inoxidable, con una base de losa de hormigón. El pabellón tiene cuatro salas de aire acondicionado capaces de producir 600 toneladas de refrigeración. El proyecto y la dirección de la obra son nacionales, pero las piletas y el policarbonato exterior son importados de Italia.
“Todo esto quedará para los deportistas de alto rendimiento del país, la idea es que puedan entrenar de la misma manera en la que van a competir. Los deportistas que ya vinieron de visita dicen que por primera vez sienten que se están haciendo las cosas como ellos las experimentan cuando compiten afuera”, remarca Cané, mientras recorre el pabellón. Al lado de la pileta hay un arco de waterpolo con una funda plástica. Este deporte no estará en los Juegos Olímpicos, pero se podrá practicar luego.
Las piletas se llenan una vez sola y, a lo largo de 10 años, apenas se realiza una renovación de agua mínima. El pabellón que las aloja tiene en el subsuelo un tanque de reserva de 600 metros cúbicos, que va a abastecer todo el predio. Además, tiene tres calderas para calentar el agua de las piletas, que tiene que estar entre 26 y 28 grados.
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Cané recuerda que, a partir de un terreno virgen, hicieron toda la infraestructura: edificios, calles, cloacas, electricidad, agua potable, wifi, servicios que también abastecen la aledaña Villa Olímpica –los departamentos que alojarán a los atletas y luego serán vendidos a crédito– y el nuevo barrio Papa Francisco, que recibirá a habitantes de la villa 20.
Los inspectores del COI fueron en distintas etapas de la obra para ver los avances. Según el funcionario, al principio desconfiaban del cumplimiento de los tiempos, pero cuando vieron los progresos dejaron de ir. Si bien la Villa Olímpica queda a unos 500 metros, por razones de seguridad y de logística los deportistas van a ser trasladados hasta el parque en combis y minivans. La fiesta inaugural será en el estadio de tenis Mary Terán de Weiss, que finalmente contará con techo.
La pista olímpica, azul, también importada de Italia, aguarda por los corredores, mientras las máquinas siguen trabajando. La inversión total en el Parque Olímpico fue de $2250 millones y el gobierno porteño espera que sirva para mejorar el rendimiento futuro de los atletas olímpicos argentinos.

V. P. S.

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