sábado, 4 de marzo de 2017
PARA PENSARLO
Hora de despertarse: la tecnología se lleva puestos de trabajo actuales
La negación de los hechos no hace más que empeorarlos; se necesitan nuevas capacidades que sólo se adquieren con una educación de excelencia
Cualquiera que haya sufrido alguna vez los efectos de una inundación comprende cómo es el proceso. Primero se detecta una línea de agua por debajo de la puerta. Al poco tiempo se convierte en un charco y por más que se utilicen algunos medios para detener el avance del agua, no es suficiente: el agua avanza, sigue subiendo, cubre los muebles y continúa hasta llegar a amenazar con peligro de muerte. Queda el techo, pero tampoco es seguro, porque nunca se sabe hasta qué nivel seguirá subiendo el agua. Este mismo proceso se está detectando respecto del empleo a nivel mundial.
Hay varios datos ya. Un estudio de McKinsey augura que en 2055, el 50% de los empleos de hoy estarán automatizados. En los sectores de comida y hostelería, la cifra es superior al 70%. En el Reino Unido, la disminución de puestos de trabajo del sector público para 2020 llegará a la suma de 800.000, gracias a los resultados del programa "Amelia", que ya se aplica. Hay un robot que se encarga de resolver los problemas de los vecinos.
Parece que estuviéramos frente a un escenario apocalíptico, en distintos frentes. El propio Bill Gates, predice que hoy se puede reemplazar los métodos genocidas, ya no mediante la escandalosa bomba atómica, sino con un simple frasquito conteniendo un elemento patógeno aéreo que distribuya un virus, matando a millones de personas en muy breve tiempo.
Es posible continuar: el agujero de ozono, el calentamiento global, el deshielo de los polos, etcétera. No es ciencia ficción, ni premoniciones dudosas como las de Nostradamus, quien ubicó una gran catástrofe en 1999 y sietes meses, y el fin del mundo en 3797.
Quienes llevan algunas décadas sobre esta tierra han pasado ya algunos cuantos "fines del mundo", con bases científicas de distintas fuentes. El cometa que colisionaría con la tierra, el desmembramiento del sistema solar, esas cosas. Todo ello lleva a desconfiar de los anuncios apocalípticos, pero admitamos que hoy contamos con datos muy precisos y visibles.
Aquellos que se refieren a la desaparición masiva de puestos de trabajo, no solo lo estamos viviendo a través de la incorporación de la tecnología, sino que el pronóstico no tiene metas muy lejanas. Por lo general, hay una actitud negadora, como la que se tiene sobre la muerte, que se resume en aquello de "los que se mueren siempre son los otros". Sin embargo, los despedidos por efecto de la automatización son contemporáneos y es insensato prever que "a mí no me va a afectar".
Porque es falso. Hasta los chicos que hoy trabajan en tareas de delivery están amenazados por la utilización de drones. Éstos terminan siendo más económicos y, sobre todo, no se quejan ni se enferman, ni toman tiempo para estudiar. Hay un puesto que era clásico, la de secretaria, que se ha neutralizado por los programas amigables de textos, planillas u otros recursos que la redujeron a servir café, lo cual también está perdiendo sentido con las máquinas expendedoras.
Todo ello, más muchas otras situaciones, obligan a pensar en otra conformación social del sistema. Afortunadamente, ya hay quienes están ocupándose del asunto. En la CE, los eurodiputados piden que "se cuantifique la destrucción de puestos de trabajo por el uso de robots y plantean la posibilidad de exigir a las empresas que informen del porcentaje en que la robótica y la inteligencia artificial contribuye a sus resultados económicos", según Silvia Martínez de "El Periódico".
Aunque estemos muy lejos, la inundación también llegará, tarde o temprano. Hay un hilo de agua por debajo de la puerta.
J. M.
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