miércoles, 25 de octubre de 2017

COMPRENDER A VAN GOGH; ANIMACIÓN PINTADA

La muy esperada biopic de Van Gogh, una animación pintada enteramente a mano El cineasta polaco Hugh Welchman y artistas de diversos países cuentan la extraordinaria experiencia de Loving Vincent, un largometraje animado que fue realizado en forma manual con 65.000 fotogramas pintados al óleo
Pintar un cuadro. Fotografiarlo. Raspar la pintura. Volver a pintar. Fotografiar. Raspar. Pintar. Este es el proceso de animación que se llevó a cabo para crear la primera película en la historia del cine pintada al óleo, completamente a mano: Loving Vincent. Este largometraje, que llegará a la Argentina a fines de este mes, se basa en una serie de cartas escritas por Vincent van Gogh y está compuesta por 65.000 fotogramas pintados por 125 artistas al estilo del gran referente holandés.
"Mi esposa, Dorota Kobiela, originó la idea -cuentael polaco Hugh Welchman, director de la película junto a su mujer-. Se preparó como pintora, pero después de recibirse y de trabajar en cine, pensó que había perdido su camino como artista y estaba buscando crear su propio proyecto. Quería volver a la pintura, pero a la vez quería quedarse en el cine. Entonces, decidió pintar una película."
Mientras leía Las cartas de Van Gogh, el libro que contiene una célebre colección de correspondencia (903 cartas), Dorota se dio cuenta de que la vida de este artista era una hermosa historia y que ella podía contarla a través de las pinturas hechas por él. Así comenzó a trabajar en Loving Vincent.
Van Gogh falleció en 1890 y la película está basada en su misteriosa muerte. ¿Cómo un hombre pasa de estar completamente tranquilo a suicidarse seis semanas más tarde?, es la pregunta que se plantea el protagonista, Armand Roulin, respecto del pintor de La noche estrellada, Los girasoles, La habitación y Autorretrato herido, quien dejó más de 850 pinturas y casi 1300 trabajos en papel. "Nos llevó cinco años y medio -continúa Welchman-. Tres años para escribir y desarrollar el film, un mes de grabación, cinco de edición y dos años de pintura."

Sabían que hacer esta película no iba a ser una tarea fácil. Antes que nada, se necesitaban inversores. "Creo que la parte más difícil fue persuadir a los financistas de cine para que nos apoyen -remarca el director, de 42 años-. Encontrar cineastas, actores y pintores para que sean parte del equipo fue relativamente directo, todos ellos entendieron el proyecto, pero para los financistas creo que el problema más grande era que esto nunca se había hecho antes, y entonces podía tener un resultado incierto, era naturalmente riesgoso." Luego de encontrar inversores había que buscar profesionales para crear las pinturas. Welchman y su esposa decidieron armar un equipo de 125 artistas. "Estábamos nerviosos por tener que crear un equipo de personas acostumbradas a trabajar de manera individual y a tener control absoluto sobre su creatividad", reconoce el director, que había producido una veintena de cortometrajes, entre ellos Fantasia of Duo, Free Jimmy y Peter & the Wolf. Su esposa, Kobiela, dirigió The Flying Machine (2011) antes de esta experiencia, una combinación de animación 3D con acción real.
Entrenamiento de artistas
"Unimos a estos artistas y les dimos un entrenamiento intensivo en animación -agrega el director-. Todos ellos fueron increíbles en cómo aceptaron el desafío y en lo bien que trabajaron en conjunto." Supervisores y directores investigaron mucho respecto de los estilos y técnicas de los posibles pintores preseleccionados, para conocer su trabajo y ver luego qué escenas les tocarías animar. "El proceso entero de reclutamiento fue llevado a cabo en varias etapas -explica Piotr Dominiak, uno de los seis supervisores-. El primer nivel fue el porfolio. Los artistas nos enviaron los suyos y nosotros revisamos cada uno de ellos. Estábamos buscando artistas que tuvieran buenas habilidades desde el 
punto de vista de poder copiar pinturas, especializándose en pinturas al óleo."
La animación se realizó a partir de los personajes pintados por Van Gogh, interpretados por actores que ayudaron con los movimientos.
Cada porfolio recibía un puntaje y los artistas mejor evaluados eran llamados a una prueba de tres días, donde se veía qué tan rápido copiaban las pinturas, siempre con el mismo estilo de Van Gogh, y la habilidad que tenían para animar. Los artistas que mostraban mejores habilidades pasaban a la siguiente etapa: el entrenamiento oficial para comenzar la producción. "Tras superar la prueba de tres días, pasabas a una instancia de formación de tres semanas -detalla Sara Calderón González, artista española de 29 años-. Dicha formación era recrear y realizar pequeñas escenas en torno a un personaje o dos, donde nos enseñaban rigurosamente el detallado trabajo y el proceso que necesitábamos seguir los pintores para trabajar todos en una misma dirección."
Durante esta formación, los artistas tenían entre dos y cuatro tareas que realizar, dependiendo de la extensión del entrenamiento. Debían pintar una copia de un paisaje y de un retrato hecho por Van Gogh, y animar dos fotogramas, con uno o dos personajes hablando. Los fotogramas eran de escenas de la película que ya habían sido realizados y que les servían de referencia. "Ellos querían ver qué tipo de personaje estábamos acostumbrados a pintar y así asignarnos las escenas de acuerdo a nuestros gustos y habilidades", explica Tiffanie Mang, estadounidense de 25 años, quien además es ilustradora y artista de desarrollo visual. Durante su tiempo de entrenamiento, ella tuvo que animar dos escenas: una con el protagonista y otra con el doctor Paul Gachet, quien cuidó a Van Gogh en sus últimos meses de vida (y cuyo retrato pintado al óleo sobre tela por el holandés alcanzó un precio récord de venta en 1990: 82,5 millones de dólares).
"Por ejemplo, si un pintor-animador tenía un gran estilo realista, podía ser asignado para una escena en blanco y negro, que eran pintadas de esa manera -agrega Charlene Mosley, de 26 años, también artista estadounidense del proyecto-. O si un pintor-animador trabajaba de forma expresiva con texturas gruesas, podía ser asignado a escenas con texturas gruesas y pesadas que hacían referencia directa al trazo de Van Gogh." En este último grupo ingresó ella.
"Cada uno tiene un estilo propio y todos debíamos aplicarlo a un proyecto en común, donde había que seguir una línea exactamente igual para que la película resultara homogénea, y por lo tanto seguir el estilo de Van Gogh: sus exactos colores, trazos, etcétera", continúa González.
"Tuvimos dos o tres etapas de entrenamiento de seis semanas", agrega Dominiak, quien estuvo a cargo de los tres estudios, ubicados en las ciudades de Gdansk y Wroclaw, Polonia, y en Atenas, Grecia. En Gdansk normalmente hacían el entrenamiento y después, la producción les daba a elegir en qué estudio continuar.
Ya durante la producción, los artistas llegaban todos los días entre las ocho y diez de la mañana, desayunaban y después cada uno iba a su estación de trabajo del pintor-animador (o PAW, por sus siglas en inglés), donde podían quedarse más de 12 horas cuando estaban inspirados o querían avanzar. "Era como un pequeño estudio individual para cada artista que incluía una computadora, una tabla para pintar y animar, un proyector, una cámara y todo tipo de materiales para trabajar", detalla Mosley. Al mismo tiempo, si el trabajo estaba bien organizado y al día, podían quedarse en el estudio las horas que gustaran. "Durante cada jornada debíamos trabajar en nuestras escenas y a la vez, ir revisando el trabajo con los supervisores y directores -explica González-. Esto era muy satisfactorio porque estábamos día a día con ellos trabajando directamente."
El trabajo manual se realizó en tres estudios, ubicados en las ciudades de Gdansk y Wroclaw, Polonia y Atenas, Grecia.
El tiempo con los supervisores era mucho más agitado. Apenas llegaban, debían lidiar con las cosas que habían quedado del día anterior, como revisar las correcciones que Kobiela enviaba rigurosamente por mail. Luego, debían ver los asuntos propios del día: "Revisar fotogramas, correr a subir las referencias, volver a revisar fotogramas, reuniones, un almuerzo rápido, revisar fotogramas, aprobaciones de las primeras pinturas, borrar los fotogramas si estaban mal, revisar otros nuevos, explicarles a los artistas qué estaba mal en las animaciones, revisar fotogramas, resolver problemas técnicos, enseñarles a los artistas cómo trabajar con Dragonframe [un software para animación stop motion] si alguno se olvidaba cómo hacerlo, recordarles a los artistas exportar sus trabajos todos los días, revisar fotogramas, recordarles a los artistas lo que se había hablado antes, revisar las animaciones al terminar el día, ir a casa, dormir y al otro día, repetir", detalla Dominiak.
EL PROCESO DE ANIMACIÓN
Los recursos y el talento ya estaban. Ahora venía la parte más difícil, frustrante y, a la vez, enriquecedora: pintar y animar cada secuencia. ¿Cómo era el proceso? El primer fotograma llevaba de medio a tres días en ser creado. Y dependiendo de la complejidad de la pintura y los factores que se requerían, como el movimiento de cámara, se tardaban entre 15 minutos y 5 horas en pintar los siguientes. "Todas las escenas tuvieron una primera pintura. Esa era la que tomaba más tiempo porque el artista pintaba el fondo y los personajes que iban a estar incluidos. Desde ese punto comenzaba el proceso de animación. Algunas partes se removían y se volvían a pintar, creando la animación. Pero no siempre era así. A veces, había movimiento de cámara, lo que significaba que la pintura entera debía ser removida y pintada de nuevo. Entonces, llevaba menos tiempo remover y repintar sólo una parte que la pintura entera", continúa Mosley.
Mang, quien no tenía planos extremadamente largos, tardó alrededor de un mes en cada uno, mientras a que González le llevó seis meses pintar siete escenas, un total de 374 planos. "Estoy muy agradecida por haber podido trabajar en una gran variedad de opciones, de primeros planos a planos generales, y por ejemplo ciclos de caminata -destaca Mang-. Fue una nueva experiencia y un desafío tener que mezclar colores nuevos y hacer el trazo correcto. También pude trabajar con el director [Welchman] creando dos fotogramas claves y originales para un par de planos, lo que fue muy divertido porque tomé referencias directas del trabajo de Van Gogh y otras pinturas de diseño hechas por artistas veteranos para pintar el primer fotograma."
Tributo en grande

Van Gogh comenzó su carrera como artista a los 27 años. Antes había sido empleado en una firma de arte, docente, librero y pastor. Sus primeras obras eran oscuras, pero a la par de una nueva generación de artistas, comenzó a usar colores más vibrantes y desarrolló su propio estilo mediante pinceladas cortas, con una forma cada vez más suelta y expresiva. En 1888, con la ayuda de su hermano Theo, abrió un estudio en Arlés, Francia, donde viviría poco tiempo, pero en cuya estancia realizó cerca de doscientas pinturas -su dormitorio quedó inmortalizado en tres famosos cuadros- y un centenar de dibujos y acuarelas, además de escribir más doscientas cartas.
Si todo largometraje animado requiere de paciencia, dedicación, sacrificio y ganas, el equipo de Loving Vincent dio eso durante seis años. "Fue el más difícil, pero gratificante proyecto en el cual he trabajado, porque a través de esta película logré por el trabajo de Van Gogh un respeto aún mayor del que tenía -expresa Mang-. A pesar de las noches sin dormir y la constante inhalación de gases tóxicos, no hubiese cambiado este trabajo por nada en el mundo; fue realmente una experiencia que me cambió la vida."
"Tras estar un mes en casa, tuvimos la oportunidad de volver a Polonia para acudir al preestreno realizado para el equipo, donde vimos de una vez todo el trabajo terminado; allí fue donde verdaderamente me di cuenta de lo afortunada que soy de haber podido vivir todo esto -cuenta González-. Ahora lo que más quiero es compartir todo aquí mismo, en mi país, compartirlo con mi gente [en España se estrenará el 12 de enero de 2018]."
Los Países Bajos están de fiesta a la espera del film, cuya presentación oficial estará enmarcada en un fin de semana al que han denominado Loving Vincent Weekend. Chefs de la ciudad gastronómica de Ede ofrecerán platos inspirados en las cartas del artista y obras expuestas en el museo Kröller-Müller, que gestiona la segunda colección en importancia de Van Gogh en el mundo. Muy cerca de allí, en el Parque Nacional Hoge Veluwe, se presentará una selección de 1400 pinturas realizadas para el film. En el museo Noordbrabants, unos 80 kilómetros al sur de Ámsterdam, se inaugura este fin de semana Loving Vincent: la exposición, hasta el 28 de enero próximo, cuya propuesta es ver los entretelones de la película y otros 70 cuadros pintados especialmente para ella (muchos otros cuadros estuvieron a la venta desde la página oficial del film).
Todo el equipo compartió el orgullo y la gratificación cuando pudo conocer la obra audiovisual en su totalidad. "Fue muy emocionante ver cómo todo se había unido con la música en la pantalla -agrega Mosley-. Fue como si todos nosotros hubiésemos pintado una gran pintura animada de Van Gogh."
"Lo que pensé -concluye el director- fue: ¡mi esposa es brillante! Ella tuvo la idea y el concepto visual, y me involucró en el mejor proyecto de mi carrera, un proyecto que cambió mi visión de la vida -concluye el director-. Me siento orgulloso de lo que hemos logrado y de todos los pintores que desplazaron sus vidas, ya que en muchos de los casos viajaron por medio mundo para ser parte de este proyecto loco. También pienso: ¡por ahí no estamos tan locos!"
Y. A. B. 

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