Hay muchas leyendas acerca de Disney, pero una de las más fascinantes es real: debajo de Magic Kingdom, su parque insignia, late una ciudad en pleno movimiento hecha de túneles con oficinas, cafetería, lugares de descanso, lockers, peluquería, guardarropas, y carros eléctricos que van de un lado a otro transportando personal o alimentos. Se llaman utilidors. Los corredores tienen unos cuatro metros de ancho, y suman 2400 metros de largo. Para no perderse, hay carteles de señalización y los pasillos están identificados por colores. Está prohibido tomar fotos. ¿Será para no romper la magia?
Aunque los utilidors transcurren debajo, no se trata de un subsuelo. Por el impedimento de cavar en tierra pantanosa, se hicieron sobre el nivel del suelo, y Magic Kingdom se construyó en un primer piso. Algo que pasa casi desapercibido al visitante, ya que la inclinación es gradual y casi imperceptible.
En el techo se ven tuberías, enormes caños que recorren todos los pasillos. ¿Creen que faltó dinero para recubrir el techo? No, es que cuando hay que arreglar algún caño jamás se verá a nadie en Magic Kingdom con taladro neumático rompiendo el piso. Todo se repara desde abajo.
Se sabe la exagerada atención que la empresa pone en los detalles. Hay un pequeño artefacto adosado al techo. Ya no está en uso, pero justo arriba de nuestras cabezas, donde hoy hay un Starbucks, estaba la tienda de Mickey que vendía galletitas. Estas no se horneaban en el local, pero el aromatizante olía a cookies recién hechas. Un engaño a los sentidos.
Blanca Nieves pasa a mis espaldas con una bolsa colgando del codo. Aquí abajo se la podría ver incluso, charlando amablemente con la bruja. Los personajes utilizan los utilidors para transportarse de un lado a otro del parque. Así lo imaginó Walt Disney cuando a poco de haberse inaugurado Disneyland en California, se encontró con un vaquero que debía pasar por la tierra del futuro para llegar a su puesto de trabajo. Sintió que le quitaba autenticidad, e imaginó utilidors para su proyecto en La Florida.
En los pasillos cuelgan algunos recuerdos. Por ejemplo, la foto con los 5500 empleados el día de la inauguración en 1971 de Walt Disney World. Hoy sería imposible que todos pudieran entrar en una misma fotografía: son 74.000.
Se sabe la exagerada atención que la empresa pone en los detalles. Hay un pequeño artefacto adosado al techo. Ya no está en uso, pero justo arriba de nuestras cabezas, donde hoy hay un Starbucks, estaba la tienda de Mickey que vendía galletitas. Estas no se horneaban en el local, pero el aromatizante olía a cookies recién hechas. Un engaño a los sentidos.
Blanca Nieves pasa a mis espaldas con una bolsa colgando del codo. Aquí abajo se la podría ver incluso, charlando amablemente con la bruja. Los personajes utilizan los utilidors para transportarse de un lado a otro del parque. Así lo imaginó Walt Disney cuando a poco de haberse inaugurado Disneyland en California, se encontró con un vaquero que debía pasar por la tierra del futuro para llegar a su puesto de trabajo. Sintió que le quitaba autenticidad, e imaginó utilidors para su proyecto en La Florida.
En los pasillos cuelgan algunos recuerdos. Por ejemplo, la foto con los 5500 empleados el día de la inauguración en 1971 de Walt Disney World. Hoy sería imposible que todos pudieran entrar en una misma fotografía: son 74.000.
Décadas atrás, Walt Disney hizo un estudio personalmente. Se dedicó a analizar en parques de diversiones cuánto tiempo una persona mantenía la basura en la mano, hasta que al no encontrar un cesto, terminaba arrojándola al suelo. El resultado dio 7,6 metros. Esa es la distancia máxima entre cada tacho de basura en sus parques.
Mientras los empleados continuamente vacían los cestos, unos tachos metálicos en 17 puntos de recolección eyectan la basura que viaja a 56 km/h hasta el centro de reciclado. Se le llama AVAC, un sistema automatizado de succión al vacío de basura. Permite de una manera limpia, eficiente y oculta sacarla de los parques y evitar olores.
"¿Saben cuántos empleados están a cargo de la limpieza?" , pregunta el guía subterráneo mientras levanta un papel arrojado al piso en un área del backstage. "74.000. Todos somos responsables".
Todo el dinero debe ir al show. Esa era la premisa de Walt y su hermano Roy. Por eso, las atracciones que el visitante ve coloridas y repletas de detalles, por atrás parecen galpones. A algunos edificios sin embargo, se le fueron añadiendo detalles en lo alto de los contrafrentes como molduras.
La calle principal de Magic Kingdom, Main Street, parece más larga de lo que es, gracias al uso de la perspectiva. El ojo es engañado ya que las tiendas se van achicando hacia el fondo, dando la impresión de que la longitud es mayor desde el ingreso. Lo mismo sucede con el castillo, que el ojo ve más alto. Las ventanas superiores son casi la mitad del tamaño que deberían tener. En total tiene una altura de 56 metros, y no es por azar. Si se excedía ese límite, debía tener una luz de señalización roja para los aviones.
Mientras los empleados continuamente vacían los cestos, unos tachos metálicos en 17 puntos de recolección eyectan la basura que viaja a 56 km/h hasta el centro de reciclado. Se le llama AVAC, un sistema automatizado de succión al vacío de basura. Permite de una manera limpia, eficiente y oculta sacarla de los parques y evitar olores.
"¿Saben cuántos empleados están a cargo de la limpieza?" , pregunta el guía subterráneo mientras levanta un papel arrojado al piso en un área del backstage. "74.000. Todos somos responsables".
Todo el dinero debe ir al show. Esa era la premisa de Walt y su hermano Roy. Por eso, las atracciones que el visitante ve coloridas y repletas de detalles, por atrás parecen galpones. A algunos edificios sin embargo, se le fueron añadiendo detalles en lo alto de los contrafrentes como molduras.
La calle principal de Magic Kingdom, Main Street, parece más larga de lo que es, gracias al uso de la perspectiva. El ojo es engañado ya que las tiendas se van achicando hacia el fondo, dando la impresión de que la longitud es mayor desde el ingreso. Lo mismo sucede con el castillo, que el ojo ve más alto. Las ventanas superiores son casi la mitad del tamaño que deberían tener. En total tiene una altura de 56 metros, y no es por azar. Si se excedía ese límite, debía tener una luz de señalización roja para los aviones.
El castillo -que no tiene ni un solo ladrillo sino fibra de vidrio- cuenta con una suite para cinco personas, pero no tiene precio. Se usa para algunas celebridades, y entidades de beneficencia. Durante la noche, el huésped tiene prohibido salir.
El equipo de disfraces tiene mil empleados, es el más grande de Disney en todo el mundo. Sin embargo, apenas cuatro son los encargados de diseñar cada disfraz y uniforme que el visitante puede ver en todo el resort, desde una princesa hasta el empleado de un hotel. Disney fabrica los trajes, y terceriza la confección de uniformes.
Además de 50 costureros especializados, y ocho que crean gorros, otras empleadas estrellas son las impresoras 3D. Crean desde la canasta de la princesa Ana de Frozen, hasta pelucas que simulan ser burbujas; accesorios que parecerían traídos de Medio Oriente y África, o cinturones que al ojo son de gamuza.
Se usan 73 kilómetros de telas cada año, lo cual arroja muchos sobrantes. Ni estos retazos ni los disfraces viejos se tiran. Se confecciona ropa para muñecas o peluches que se envían a hospitales de niños.
Un día de verano en Orlando puede superar los 35° C. Disney probó incluir en los trajes sistemas de refrigeración, gel helado o ventiladores, pero los hace pesados e inviables.
Por cada disfraz hay múltiples de ellos. Los empleados suelen llevarse entre cinco y siete trajes, ya que cada vez que el actor sale al escenario usa un atuendo limpio. Cada prenda tiene un chip adentro, que deja registrado cuándo fue retirado el disfraz, cuándo fue devuelto, y cuántas veces se lavó.
El equipo de disfraces tiene mil empleados, es el más grande de Disney en todo el mundo. Sin embargo, apenas cuatro son los encargados de diseñar cada disfraz y uniforme que el visitante puede ver en todo el resort, desde una princesa hasta el empleado de un hotel. Disney fabrica los trajes, y terceriza la confección de uniformes.
Además de 50 costureros especializados, y ocho que crean gorros, otras empleadas estrellas son las impresoras 3D. Crean desde la canasta de la princesa Ana de Frozen, hasta pelucas que simulan ser burbujas; accesorios que parecerían traídos de Medio Oriente y África, o cinturones que al ojo son de gamuza.
Se usan 73 kilómetros de telas cada año, lo cual arroja muchos sobrantes. Ni estos retazos ni los disfraces viejos se tiran. Se confecciona ropa para muñecas o peluches que se envían a hospitales de niños.
Un día de verano en Orlando puede superar los 35° C. Disney probó incluir en los trajes sistemas de refrigeración, gel helado o ventiladores, pero los hace pesados e inviables.
Por cada disfraz hay múltiples de ellos. Los empleados suelen llevarse entre cinco y siete trajes, ya que cada vez que el actor sale al escenario usa un atuendo limpio. Cada prenda tiene un chip adentro, que deja registrado cuándo fue retirado el disfraz, cuándo fue devuelto, y cuántas veces se lavó.
Mickey tiene más de 136 combinaciones de ropa, desde un traje de buzo a un esmoquin.
Hay cuatro lavaderos repartidos en Walt Disney World. Ingresamos en uno de ellos, donde se lava la ropa blanca de los hoteles. Tiene el tamaño de seis canchas de fútbol. Bolsones azules cuelgan de una vía que va por el techo. La ropa va cayendo y el personal lo mete en gigantescos lavarropas. Luego pasan por máquinas de planchado y doblado. La ropa recorre 4,8 kilómetros. Si una persona quisiera lavar en su casa lo que Disney lava en un día, le llevaría 71 años.
¿Es posible vivir dentro de Walt Disney World? Sí, literalmente. Golden Oak es un barrio de casas al sudeste de Magic Kingdom que inauguró en 2011. Las viviendas arrancan en US$ 1,8 millones, y viene con beneficios: incluye cinco pases anuales por tres años, y 25 tickets de un día.
Un dato más
Disney abarca dos condados y tiene un gobierno propio, Reedy Creek Improvement District. Con un comité de cinco miembros, impone los códigos de edificación y es responsable por servicios como electricidad, agua, caminos y bomberos
L. M. G.
Hay cuatro lavaderos repartidos en Walt Disney World. Ingresamos en uno de ellos, donde se lava la ropa blanca de los hoteles. Tiene el tamaño de seis canchas de fútbol. Bolsones azules cuelgan de una vía que va por el techo. La ropa va cayendo y el personal lo mete en gigantescos lavarropas. Luego pasan por máquinas de planchado y doblado. La ropa recorre 4,8 kilómetros. Si una persona quisiera lavar en su casa lo que Disney lava en un día, le llevaría 71 años.
¿Es posible vivir dentro de Walt Disney World? Sí, literalmente. Golden Oak es un barrio de casas al sudeste de Magic Kingdom que inauguró en 2011. Las viviendas arrancan en US$ 1,8 millones, y viene con beneficios: incluye cinco pases anuales por tres años, y 25 tickets de un día.
Un dato más
Disney abarca dos condados y tiene un gobierno propio, Reedy Creek Improvement District. Con un comité de cinco miembros, impone los códigos de edificación y es responsable por servicios como electricidad, agua, caminos y bomberos
L. M. G.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.