jueves, 8 de diciembre de 2016
EN EL "ESPACIO MENTE ABIERTA"; ORLANDO FERRERES
Apenas faltan 13 años para llegar al 2030 y no hemos explicitado ninguna línea estratégica que nos indique dónde vamos a estar para ese año. Es fundamental saber a dónde ir y como llegar. Precisamente esas dos palabras son las claves de cualquier pensamiento estratégico.
Cuando se habla de la industria manufacturera, hay diversidad de opiniones y muchos libros escritos para defender una u otra posición. Por eso es mejor juzgarla por los resultados los que fueron diversos. En algunos sectores tenemos buenos resultados pero en otros no logramos superar el nivel básico de las actividades y esto siempre pidiendo más y más protección.
Las mismas organizaciones industriales, que son varias, deberían realizar un análisis de competitividad pero no para lobbing, para pedir protección, sino para poder ver donde estamos parados y poder decir que nos va a pasar en los próximos 13 años hasta el 2030. En este sentido, habría que determinar dos caminos: qué pasaría si seguimos así como en los últimos 60 años y que podría pasar si nos transformamos.
La industria manufacturera se compone de ramas muy diversas y su aporte al desarrollo del país es bastante desparejo. Hoy la industria manufacturera ha pasado a representar en Argentina alrededor del 14 % del total de la producción del país cuando en 1960 ese aporte era de 19 %.|
Tenemos una ocupación industrial manufacturera que llega a 1,2 millones de personas y los sectores más protegidos ocupan al 35 % de esa cifra. Este es un punto importante pues si se mira la proporción que representan esas cifras sobre la ocupación total se puede apreciar que es una proporción muy baja de 15 % y en especial la de los sectores protegidos que solo llegan a 5 % del total ocupado.
Desde que empezó la inflación y la correspondiente expropiación del ahorro, el mismo fue saliendo del país y eso significó un tipo de cambio bastante más alto que el que hoy tenemos. Ahora estamos procurando exteriorizar los capitales que tenemos en el exterior y se calcula que será un proceso muy exitoso. Esto va a significar un tipo de cambio más bajo, por la entrada de ahorro externo de argentinos que en lugar de salir están procurando entrar al país. En este contexto ¿Podrán competir los sectores que viven de la protección?
Otra cuestión muy importante es que en los 30, en los 40 e incluso en los 50, era fundamental la industria, pero ahora los servicios representan más del 60 % y en muchos países cerca del 90 % del total de la producción. ¿Se puede hacer la misma política con una base productiva tan distinta?
Creo que el lobby de los protegidos tendrá que variar hacia una política más clara y mostrar los beneficios de esa actividad para la sociedad. Esto no quiere decir que haya que pelearse con los sectores que pudieran tener problemas de competitividad, sino hacer los estudios para determinar con números ese grado de competitividad y darles un periodo para reordenamiento. Tenemos muchos ejemplos exitosos de esa trasformación como puede ser un productor textil, que cambió para la industria de televisión por cable, luego la vendió, y después se dedicó a los aeropuertos y ahora a la tecnología de punta.
El año 2030 está cerca y no podemos seguir igual que en el pasado, pues nos ha ido mal. Ahora es el momento para repensar el país y todos saldremos fortalecidos con ese reordenamiento.
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