Ya saben: en estos tiempos de bombardeos de información, de virtualidades reales o secretas, de avatares y nicks, la gente pasa más tiempo arreglándose para la foto de perfil que frente al espejo eligiendo la vestimenta para salir con amigos. Desde siempre nos preocupamos por mostrarnos al mundo de la que creemos es la mejor manera, por exagerar virtudes y ocultar defectos; practicamos discursos, peinados y sonrisas. Hoy, lo seguimos haciendo, pero frente al celular o la computadora. y también tiene su ciencia.
Para muchos, entonces, el dilema es, por ejemplo, cómo elegir la foto para el perfil de Facebook: si la cara, cuerpo completo, o si ir a lo seguro y poner al gatito haciendo monerías (o gaterías). Pues bien, una de las evidencias recientes apunta a que no somos nosotros quienes debemos elegir la foto, sino alguien completamente extraño a nuestras vidas.
Una investigación de la Universidad de New South Wales, en Australia, indica que estas fotos suelen tener mayor aceptación que las que concienzudamente elegimos nosotros mismos luego de horas de debate interno. Fue sencillo: le pidieron a más de 100 estudiantes que seleccionaran dos fotos propias de una serie de 12, o bien elegir otras dos, pero de personas que no conocían. Luego se valoraron las fotos en cuanto a la impresión más favorable que produjeran y sí, las elegidas por extraños tuvieron más me gusta.
Pero también podemos confiar en máquinas y algoritmos para estimar la calidad de las fotos de perfil, en particular en cuanto a los sitios que tienen que ver con el trabajo y las relaciones laborales. Según la consultora Priceonomics, las diversas profesiones son bastante diferentes respecto de cómo se presentan visualmente. Aprovechando aplicaciones como el Analizador de Fotos de Snappr, se evaluaron decenas de miles de fotos de perfil de LinkedIn (la aplicación para presentarse laboralmente) sobre la base de la expresión facial (incluyendo la sonrisa y la línea de la mandíbula), la composición (el zoom y el fondo) y la calidad (saturación y agudeza) de la foto que, si bien los parámetros los establecen los humanos, luego son analizados con toda objetividad por las computadoras para llegar a un número global. Por ejemplo, los que recién se incorporan en una compañía tienen mejores fotos que los veteranos en el trabajo. Y hay algunas sorpresas: seguro que ni imaginan qué país lidera el ranking de mejores fotos laborales. ¡Es Chile! En una lista de 25 países están primeros, seguidos de cerca por Australia y los Estados Unidos. Ya sé lo que estarán pensando: ¿qué nos pasa a los argentinos? No estamos tan mal: nuestras fotos están décimas en la lista, superadas por Portugal y Suiza. Es interesante que el ranking no coincide con los índices de atractividad por país (¡sí, existen!), pero bueno, se trata de fotos que el usuario puede elegir y mejorar.
Ahora imaginen qué profesiones son las más cuidadosas en sus imágenes para venderse al mundo. No son de los más queridos: se trata de los abogados, siempre tan prolijitos ellos. Luego vienen los de la industria química (¡!), los organizadores de eventos y los que trabajan en medios audiovisuales. Todo esto tiene ciertas implicancias prácticas. Por ejemplo, aquellos miembros de esta red social/laboral con mayor cantidad de conexiones son los que presentaron mejores fotos.
Pero lo más simpático es quiénes están últimos en el ranking de las mejores fotos de perfil. Son. ¡los fotógrafos! En casa de herrero.
Por supuesto, todo esto puede ser sólo un divertimento muy afín con los tiempos veloces y digitales que nos toca vivir. Pero hay que admitirlo: nos toca, y por más que querramos, no podemos escaparnos. Así que es cuestión de buscar la cámara, arreglarnos un poco, decir whisky y salir a conquistar el mundo.
Pero también podemos confiar en máquinas y algoritmos para estimar la calidad de las fotos de perfil, en particular en cuanto a los sitios que tienen que ver con el trabajo y las relaciones laborales. Según la consultora Priceonomics, las diversas profesiones son bastante diferentes respecto de cómo se presentan visualmente. Aprovechando aplicaciones como el Analizador de Fotos de Snappr, se evaluaron decenas de miles de fotos de perfil de LinkedIn (la aplicación para presentarse laboralmente) sobre la base de la expresión facial (incluyendo la sonrisa y la línea de la mandíbula), la composición (el zoom y el fondo) y la calidad (saturación y agudeza) de la foto que, si bien los parámetros los establecen los humanos, luego son analizados con toda objetividad por las computadoras para llegar a un número global. Por ejemplo, los que recién se incorporan en una compañía tienen mejores fotos que los veteranos en el trabajo. Y hay algunas sorpresas: seguro que ni imaginan qué país lidera el ranking de mejores fotos laborales. ¡Es Chile! En una lista de 25 países están primeros, seguidos de cerca por Australia y los Estados Unidos. Ya sé lo que estarán pensando: ¿qué nos pasa a los argentinos? No estamos tan mal: nuestras fotos están décimas en la lista, superadas por Portugal y Suiza. Es interesante que el ranking no coincide con los índices de atractividad por país (¡sí, existen!), pero bueno, se trata de fotos que el usuario puede elegir y mejorar.
Ahora imaginen qué profesiones son las más cuidadosas en sus imágenes para venderse al mundo. No son de los más queridos: se trata de los abogados, siempre tan prolijitos ellos. Luego vienen los de la industria química (¡!), los organizadores de eventos y los que trabajan en medios audiovisuales. Todo esto tiene ciertas implicancias prácticas. Por ejemplo, aquellos miembros de esta red social/laboral con mayor cantidad de conexiones son los que presentaron mejores fotos.
Pero lo más simpático es quiénes están últimos en el ranking de las mejores fotos de perfil. Son. ¡los fotógrafos! En casa de herrero.
Por supuesto, todo esto puede ser sólo un divertimento muy afín con los tiempos veloces y digitales que nos toca vivir. Pero hay que admitirlo: nos toca, y por más que querramos, no podemos escaparnos. Así que es cuestión de buscar la cámara, arreglarnos un poco, decir whisky y salir a conquistar el mundo.
D. G.
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