Pérez-Reverte: "Construir un personaje es hacerlo querible para el lector"
El escritor español publicó Eva, esperada continuación de la exitosa Falcó y contraste de dos protagonistas que ven el mundo de distinta manera; la experiencia de los libros y la guerra
Es una mañana fría de primavera y un hombre camina a su aire entre las mesas del Hotel Alvear donde la gente desayuna. Elige un rincón y se sienta. Lo miran, lo reconocen: es Arturo Pérez-Reverte, el escritor sobrio, pero no formal que se mueve con la elegancia de un espía. Como Falcó, su última creación: ese agente de los servicios de inteligencia que durante la España de 1936 es enviado a infiltrarse en una misión que podría haber cambiado el rumbo de la historia. Aquel primer libro, Falcó, que lleva el nombre del personaje, es un relato policial que anuda misiones y contrainteligencias. En ese territorio complejo, el protagonista se cruza con una mujer -hay muchas en su vida de espía-, sólo que esta es diferente, especial. Eva es el nuevo libro de Pérez-Reverte, la continuación de Falcó, ya distribuido en la Argentina y que se presenta hoy en la Feria de Guadalajara.
El escritor que nació en Cartagena, Murcia (1951), lleva años contando historias que se abren a partir de un primer personaje y dan varios libros, como sucedió con Alatriste. Miembro de la Real Academia Española, con más de veinte millones de lectores en el mundo, recibió diferentes premios, los últimos durante este año: Premio Rey de España, Premio Novela Histórica Barcino, Premio Literario Jacques Audiberti (Francia). Lleva tiempo en el oficio de escribir, por 21 años fue reportero de guerra. Inquieto como sus personajes, ama el mar, navegar. En septiembre de este año inauguró con una charla el III Festival Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil, y entre varios temas, se detuvo a decirles a esos jóvenes lectores, que "la lucidez que dan los libros no siempre hace feliz".
-En este nuevo libro, Falcó regresa aún más intenso. ¿Cómo lo definirías?
-Si pongo un paralelismo con Alatriste, que es un héroe cansado, diría que Falcó es un canalla desde jovencito. Su carácter lo lleva a vivir la aventura, la acción: es un héroe amoral por completo. Sus actuaciones no están motivadas por un móvil ideológico, es un aventurero de verdad. En siglo XVI, habría sido pirata o mercenario; en los treinta, es agente secreto de los nacionales.
-Sherlock Holmes tiene su gorra; Falcó, su encendedor, la caja de cigarrillos. ¿Cuál fue el sentido de armarlo así, con esas cosas tan suyas?
-Construir un personaje significa dotarlo, vestirlo por dentro y por fuera. Hay que hacerlo querible para el lector, que debe tener lugares de referencia para adoptarlo como propio. En el caso de Falcó: su dolor de cabeza, sus aspirinas, esos elementos que lo personalizan, que lo hacen reconocible. El lector espera que esas cosas se produzcan: verificar que Falcó usa la misma pistola, la misma ropa de siempre. Eso crea unos vínculos afectivos entre lector y personajes que son muy útiles para el novelista. El lector sabe, que si se toca la ceja, Falcó va a golpear. Finalmente, personaje y lector se terminan haciendo amigos.
-Eva está desde el primer libro, y es ahora el título del segundo. ¿Qué tiene esta mujer de diferente, respecto de las otras, para Falcó?
-Eva es oponente de Falcó. Una mujer que tiene fe y cree que el mundo puede ser cambiado para bien. Falcó cree que el mundo no tiene esa posibilidad. Es un amor imposible ideológicamente entre ellos, aunque posible físicamente. Eva no le tiene miedo a la muerte, está dispuesta a morir por una causa, a sacrificarse como parte de esa maquinaria. Hay una escena cuando ella lo va a ver, sucede en el hotel. Ella le dice: "No me hagas daño". Ellos saben que son de mundos opuestos, líneas paralelas que no se pueden cruzar más.
El escritor que nació en Cartagena, Murcia (1951), lleva años contando historias que se abren a partir de un primer personaje y dan varios libros, como sucedió con Alatriste. Miembro de la Real Academia Española, con más de veinte millones de lectores en el mundo, recibió diferentes premios, los últimos durante este año: Premio Rey de España, Premio Novela Histórica Barcino, Premio Literario Jacques Audiberti (Francia). Lleva tiempo en el oficio de escribir, por 21 años fue reportero de guerra. Inquieto como sus personajes, ama el mar, navegar. En septiembre de este año inauguró con una charla el III Festival Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil, y entre varios temas, se detuvo a decirles a esos jóvenes lectores, que "la lucidez que dan los libros no siempre hace feliz".
-En este nuevo libro, Falcó regresa aún más intenso. ¿Cómo lo definirías?
-Si pongo un paralelismo con Alatriste, que es un héroe cansado, diría que Falcó es un canalla desde jovencito. Su carácter lo lleva a vivir la aventura, la acción: es un héroe amoral por completo. Sus actuaciones no están motivadas por un móvil ideológico, es un aventurero de verdad. En siglo XVI, habría sido pirata o mercenario; en los treinta, es agente secreto de los nacionales.
-Sherlock Holmes tiene su gorra; Falcó, su encendedor, la caja de cigarrillos. ¿Cuál fue el sentido de armarlo así, con esas cosas tan suyas?
-Construir un personaje significa dotarlo, vestirlo por dentro y por fuera. Hay que hacerlo querible para el lector, que debe tener lugares de referencia para adoptarlo como propio. En el caso de Falcó: su dolor de cabeza, sus aspirinas, esos elementos que lo personalizan, que lo hacen reconocible. El lector espera que esas cosas se produzcan: verificar que Falcó usa la misma pistola, la misma ropa de siempre. Eso crea unos vínculos afectivos entre lector y personajes que son muy útiles para el novelista. El lector sabe, que si se toca la ceja, Falcó va a golpear. Finalmente, personaje y lector se terminan haciendo amigos.
-Eva está desde el primer libro, y es ahora el título del segundo. ¿Qué tiene esta mujer de diferente, respecto de las otras, para Falcó?
-Eva es oponente de Falcó. Una mujer que tiene fe y cree que el mundo puede ser cambiado para bien. Falcó cree que el mundo no tiene esa posibilidad. Es un amor imposible ideológicamente entre ellos, aunque posible físicamente. Eva no le tiene miedo a la muerte, está dispuesta a morir por una causa, a sacrificarse como parte de esa maquinaria. Hay una escena cuando ella lo va a ver, sucede en el hotel. Ella le dice: "No me hagas daño". Ellos saben que son de mundos opuestos, líneas paralelas que no se pueden cruzar más.
-Al final del primer libro, Falcó la salva. Para un seductor como él, ¿qué representa la personalidad de Eva?
-Es un desafío. Falcó es un hombre al que le gustan las mujeres y tiene una ventaja: es guapo, elegante. Es un personaje del 37. Hay un error muy grande que es juzgar las historias del pasado con los ojos del presente. Ahora el mundo es diferente. Ahora el machismo es una cosa, el feminismo otra; no podemos pedirle a un hombre del siglo XIX que se comporte con los criterios de la corrección política de 2017. Es anacrónico. Falcó se comporta como lo harían Bogart o Bioy Casares. Tiene los condicionantes machistas de su generación, pero, además, una profunda inteligencia intuitiva, cuando Falcó encuentra a una mujer como Eva, son camaradas: ya no ve en ella a la mujer. Un hombre machista como Falcó es capaz de respetar a Eva, ese respeto no contradice al personaje, pero ante una mujer superior cambia el comportamiento. Por eso la salva. Es una par. Falcó no tiene grandes principios, pero sí reglas. Por su propia supervivencia moral frente al horror, necesita ser fiel a esos códigos.
-En tu literatura pareciera haber algo de lo que viviste como reportero de guerra. ¿Cómo fue el cruce entre esa experiencia y la ficción?
-Mi lección de vida no fueron las bombas o los disparos, sino lo que todo eso te despierta por dentro. La forma de mirar el mundo, donde la vida no vale lo que aquí. Donde vivir en la suciedad, sin agua y sin luz, es normal. La guerra te resetea, te pone en una situación más lúcida para comprender la vida y el mundo. La lucidez que hoy pueda tener se la debo a los libros que he leído y a la guerra, fue el lugar práctico donde lo que leí lo comprobé, lo contrasté con la realidad. Fue un complemento de mis lecturas.
-Diste una charla en el Festival Iberoamericano de Literatura Infantil y Juvenil. ¿De qué les habló Arturo Pérez-Reverte a esos jóvenes lectores?
-Les dije que la gente piensa que el libro da la felicidad y no es verdad. A veces leer te abre los ojos y ves cosas que no querrías ver; porque a veces los tontos, los frívolos son más felices porque no ven la realidad dura de las cosas. Lo que pasa con la lectura es que, cuando llega la felicidad, el lector está mucho más preparado para reconocerla y disfrutarla; cuando aparece el dolor, el lector está más preparado para soportarlo y resistir. No se trata de ser feliz, sino de estar preparado para un mundo duro en el que vivimos. Leer nos hace más desgraciados, más vivos, y con eso ganáis.
-¿Con Falcó va a suceder como con Alatriste, que la historia continúe en varios libros?
-No lo sé. Mi vida ya no cambia, pero divertirme es fundamental, dedicar dos años de mi vida a una historia tiene que motivarme mucho. Con Falcó lo pasé muy bien, y pensé en hacer varias, de manera que dure más este placer. Decidí que voy a hacer al menos tres. Si van bien esas, y yo sigo estando a gusto, habrá más Falcó.
Nuevas aventuras
Eva
Autor: Arturo Pérez-Reverte
Editorial: Alfaguara
Páginas: 400
M. A.
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