viernes, 24 de noviembre de 2017

LECTURA RECOMENDADA



Un día de 1896, Anita Lagouardette se presentó ante su compañero y, apelando a un vocabulario anarquista sobre los nuevos vínculos entre los seres humanos, lanzó: "Me surgió otro afecto". Pese a ser un anarquista convencido, colaborador del periódico El Perseguido, el carpintero Francisco Denambride respondió con cinco disparos. Sea por su mala puntería o porque su adhesión a las ideas libertarias saboteó inconscientemente su ataque de celos, Anita sobrevivió de milagro. Pero el hecho generó fuertes condenas en la prensa anarquista de entonces, ya embarcada en numerosos debates sobre la liberación de la mujer como parte inseparable de la emancipación humana. No era un detalle menor que, cuando el siglo XX apenas se estaba iniciando, el prestigioso criminólogo anarquista italiano Pietro Gori interpelara desde el estrado a mujeres argentinas, preguntándoles : ¿Tu cuerpo no es tuyo?". Se trataba nada menos que del derecho de la mujer a su propio cuerpo. Y los anarquistas consideraron a la mujer trabajadora una "esclava de un esclavo".

El matrimonio, la unión o el amor libre, la prostitución, el lugar del deseo en la nueva sociedad emancipada habilitaban apasionadas discusiones en la prensa anarquista argentina y éste es el tema de Amor y anarquismo. Experiencias pioneras que pensaron y ejercieron la libertad sexual, de la socióloga Laura Fernández Cordero.
Más que a las posiciones ideológicas sedimentadas en la prensa anarquista -la Argentina fue un semillero de periódicos, revistas y folletos ácratas-, la autora presta atención particular a las tensiones, a las transgresiones, a lo que impide suturar nuevos enunciados morales rígidos. Dado que la prensa anarquista hacía de la libre discusión una cuestión de principios, las cartas de lectores, con posiciones a menudo "incómodas", resultaban difíciles de contener. Y en efecto, según muestra el libro, el anarquismo contenía algunas sensibilidades más conservadoras y otras más experimentales, y las ideas libertarias no siempre corrían por las mismas vías que las visiones sobre la libertad amatoria. La homosexualidad, dice la autora, funcionaría como un límite incluso para las versiones más radicales del amor libre. Éste, por su parte, podía ser interpretado como monogamia sin sanción legal -hasta que "surgiera" un nuevo afecto- o, de manera más "polémica", como amores múltiples. Como comentó Horacio Tarcus, el libro mira especialmente la tirantez irresoluta entre la necesidad de normalizar el ideario anarquista y una polifonía que invitaba a la transgresión.
Con un gran bagaje teórico pero con lenguaje accesible, el libro recorre las publicaciones anarquistas entre la última parte del siglo XIX y las primeras tres décadas del siglo XX, trae al presente experiencias utópicas como la Colonia Cecilia, organizada en el estado brasileño de Paraná pero con gran impacto en el Río de la Plata, analiza en detalle publicaciones escritas por mujeres y cuenta "historias de amor y revolución en primera persona"; algunas de ellas trágicas, como la de Anita Lagouardette, otras también trágicas pero por otras razones, como la de Severino Di Giovanni y América Scarfó. Como sostiene Fernández Cordero, los periódicos "escritos por mujeres" estaban lejos de limitar su influencia al "bello sexo". Su pluma complicó un discurso en el que los hombres se proponían como los "emancipadores" de mujeres a la espera de ser liberadas. Y más aún, las notas discordantes en sus páginas hacían emerger el lugar impensado del "anarquista opresor" en espacios que no podían seguir reducidos a la "privacidad" del hogar si se quería abrir paso a un mundo nuevo.
Aunque es un libro de historia, hay en él una apuesta explícita: dejar ver, de manera sutil, puentes y también precipicios entre las vidas, escritos, luchas, contradicciones y experimentación de estas "ancestras" y los renovados movimientos feministas y de la diversidad sexual del presente.

AMOR Y ANARQUISMO
Por Laura Fernández Cordero. Siglo XXI. 240 págs., $ 330

P. S.

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