El dólar y la inflación, ¿un matrimonio indisoluble?
Víctor A. Beker
-¿Qué análisis hace de la relación entre valor del dólar y precios?
-El reciente incremento del dólar reavivó la polémica acerca de los efectos de la variación de su cotización sobre la inflación. En un extremo se ubican quienes niegan la existencia de tal vinculación. En el extremo opuesto están quienes alegan que toda suba en la cotización de la divisa se traduce en un alza equivalente en el nivel de precios. Los primeros argumentan que en otros países de la región, las fluctuaciones en el tipo de cambio no tienen efecto sobre los precios internos. Un ejemplo que esgrimen es el de Chile donde, pese a las oscilaciones del tipo de cambio, la inflación permanece relativamente constante en torno del 2-3% anual. Los otros arguyen que los formadores de precios los fijan tomando como referencia el tipo de cambio; de ahí que toda alza en el dólar desencadena movimientos alcistas en la mayoría de los precios. La realidad es un poco más compleja que lo que indican estas dos versiones simplistas.
-¿Qué diferencia a nuestro país de otros sin traslado a precios?
-La diferencia es que los productos principales de la canasta de consumo de la población usan como materia prima primordial bienes de exportación. El trigo, el maíz, el girasol, la carne, etcétera, se exportan, pero al mismo tiempo se utilizan domésticamente para la producción de pan, aceite, polenta, etcétera. Cuando sube el dólar aumenta el precio en pesos de los bienes exportados. Y el precio es el mismo para el exportador que para el molino, la aceitera o el frigorífico en el mercado interno. Toda devaluación del peso se traduce en un mayor precio en los productos críticos de la canasta de consumo. No hay misterio en ello. No ocurre en otros países porque no hay tal coincidencia. Cuando en Chile se devalúa aumenta el precio de su principal exportación -el cobre-, pero eso no afecta el costo de vida porque no se come cobre. La otra vía por la que los precios reciben el impacto de una devaluación del peso es porque se encarecen las importaciones; aumentan los bienes de consumo importados y las materias primas y los combustibles comprados en el exterior, y por lo tanto, los bienes hechos con ellos. No hay mucho misterio. No es una particular idiosincrasia de los argentinos, sino la particular idiosincrasia de la economía local, cuyos principales bienes de consumo son transables.
-¿No suben también otros precios?
-La experiencia de los argentinos hace que muchos, aunque producen bienes no vinculados al comercio internacional, se adelanten a aumentar sus precios si el dólar se dispara, porque más tarde o más temprano sus costos se incrementarán. Así, por las características de la economía argentina, no puede haber estabilidad de precios sin estabilidad cambiaria. Pero eso no se enseña ni en Chicago ni en Harvard, sino repasando la experiencia argentina.
Profesor de la Universidad de Belgrano y de la Universidad de Buenos Aires
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