Doble artístico: el museo, lugar para encontrar un retrato propio en el pasado
La obsesión por descubrir sosias en el arte de otras épocas y sacarse una selfie encontró una app de Google que facilita la búsqueda; en Canadá, rastrearon parecidos con retratos funerarios egipcios.
Hace unos seis meses, mientras recorría un museo en Pasadena, California, Ross W. Duffin de pronto se detuvo frente a un retrato del siglo XVII de un hombre barbudo en armadura.
"Me pareció gracioso, porque era igualito a mí", recuerda haber pensado en ese momento, y Duffin continuó con su recorrido.
Pero su esposa, Beverly Simmons, se quedó pasmada por el parecido. "¡Vino corriendo y me dijo que tenía que volver sí o sí a mirar el cuadro!", relata Duffin.
Duffin había encontrado a su sosias del arte. Así que la pareja hizo lo que hacen millones de personas que han descubierto una nueva forma de interactuar con el arte, una práctica que en las últimas semanas se ha vuelto muy popular, gracias a una nueva herramienta de la aplicación de museos que propone Google.
Pero hace seis meses, Duffin y su esposa eran pioneros a los que simplemente ayudó la buena suerte. Duffin se paró junto al retrato al óleo realizado por el artista holandés Jan van Bijlert exhibido en el Museo Norton Simon. Duffin se puso de perfil, alzó la barbilla y entornó los ojos. Su esposa capturó el momento con su iPhone.
Mucho antes de que existiera Google Arts and Culture, la aplicación para celulares más descargada de las últimas semanas, los aficionados del arte, los visitantes ocasionales de los museos, los narcisistas y todos aquellos que buscan su conexión cósmica con seres humanos de otras épocas ya tenían la costumbre de buscar a sus gemelos del arte, a su doble desconocido, ficticio o fallecido hace mucho tiempo, pero cuya imagen había quedado plasmada en un bastidor, una escultura o una pieza de cerámica.
"Me pareció gracioso, porque era igualito a mí", recuerda haber pensado en ese momento, y Duffin continuó con su recorrido.
Pero su esposa, Beverly Simmons, se quedó pasmada por el parecido. "¡Vino corriendo y me dijo que tenía que volver sí o sí a mirar el cuadro!", relata Duffin.
Duffin había encontrado a su sosias del arte. Así que la pareja hizo lo que hacen millones de personas que han descubierto una nueva forma de interactuar con el arte, una práctica que en las últimas semanas se ha vuelto muy popular, gracias a una nueva herramienta de la aplicación de museos que propone Google.
Pero hace seis meses, Duffin y su esposa eran pioneros a los que simplemente ayudó la buena suerte. Duffin se paró junto al retrato al óleo realizado por el artista holandés Jan van Bijlert exhibido en el Museo Norton Simon. Duffin se puso de perfil, alzó la barbilla y entornó los ojos. Su esposa capturó el momento con su iPhone.
Mucho antes de que existiera Google Arts and Culture, la aplicación para celulares más descargada de las últimas semanas, los aficionados del arte, los visitantes ocasionales de los museos, los narcisistas y todos aquellos que buscan su conexión cósmica con seres humanos de otras épocas ya tenían la costumbre de buscar a sus gemelos del arte, a su doble desconocido, ficticio o fallecido hace mucho tiempo, pero cuya imagen había quedado plasmada en un bastidor, una escultura o una pieza de cerámica.
Wesley Rowell y su semejanza con un hombre no identificado de tres.
Algunos salían específicamente a buscar a su gemelo, un pasatiempo absorbente que impone un nuevo recorrido de los museos, y otros, como Duffin, simplemente se toparon con su sosias mientras deambulaban entre las galerías.
Como sabe cualquiera que suela transitar por las redes sociales, hay millones de personas que para encontrar esa cara perturbadoramente familiar no tienen ni que salir de sus casas: simplemente suben una foto a la web y dejan que la tecnología se encargue del peritaje.
La aplicación de Google ya está disponible desde 2015, pero la herramienta para encontrar similitudes con obras de arte fue lanzada a mediados de diciembre último. Desde entonces, su popularidad no ha dejado de crecer y los usuarios de Instagram, Twitter y YouTube ya aprovecharon para compartir fotos tanto de sus gemelos del arte como de sus gemelos de la farándula, desde William Shatner hasta Taylor Swift. Google calcula que ya se han subido más de 20 millones de selfies a través de esta nueva herramienta.
Duffin dice que fue divertido encontrarse con ese soldado desconocido, que según el museo probablemente sea más un personaje mitológico que real. Pero el impacto de esa semejanza en la vida de Duffin sí fue real, después de que posteó sin dar su nombre la foto en Twitter, donde rápidamente se viralizó.
"De pronto, un mes después, empezaron a mostrar la foto en todos los medios", dice Duffin, profesor de música en la Universidad Case Western Reserve de Cleveland. "Me empezaron a llegar mensajes de gente que no veía hacía años y que inmediatamente me reconoció".
Con toda esa gente buscando una conexión con los tiempos pasados, los museos han decidido aprovechar para captar nuevos visitantes.
Algunos salían específicamente a buscar a su gemelo, un pasatiempo absorbente que impone un nuevo recorrido de los museos, y otros, como Duffin, simplemente se toparon con su sosias mientras deambulaban entre las galerías.
Como sabe cualquiera que suela transitar por las redes sociales, hay millones de personas que para encontrar esa cara perturbadoramente familiar no tienen ni que salir de sus casas: simplemente suben una foto a la web y dejan que la tecnología se encargue del peritaje.
La aplicación de Google ya está disponible desde 2015, pero la herramienta para encontrar similitudes con obras de arte fue lanzada a mediados de diciembre último. Desde entonces, su popularidad no ha dejado de crecer y los usuarios de Instagram, Twitter y YouTube ya aprovecharon para compartir fotos tanto de sus gemelos del arte como de sus gemelos de la farándula, desde William Shatner hasta Taylor Swift. Google calcula que ya se han subido más de 20 millones de selfies a través de esta nueva herramienta.
Duffin dice que fue divertido encontrarse con ese soldado desconocido, que según el museo probablemente sea más un personaje mitológico que real. Pero el impacto de esa semejanza en la vida de Duffin sí fue real, después de que posteó sin dar su nombre la foto en Twitter, donde rápidamente se viralizó.
"De pronto, un mes después, empezaron a mostrar la foto en todos los medios", dice Duffin, profesor de música en la Universidad Case Western Reserve de Cleveland. "Me empezaron a llegar mensajes de gente que no veía hacía años y que inmediatamente me reconoció".
Con toda esa gente buscando una conexión con los tiempos pasados, los museos han decidido aprovechar para captar nuevos visitantes.
¿Se parece Amanda Bullis a esta escultura del 300 antes de Cristo?.
Leslie C. Denk, vocera del Museo Norton Simon, dice que ya habían notado que algunos visitantes publicaban selfies en las que posaban como las figuras que aparecen en las obras de arte, en especial junto a esculturas de Auguste Rodin y Aristide Maillol.
"El arte tiene el poder de transportarnos en el tiempo, por eso creo que es una verdadera alegría reconocerse uno mismo, a un amigo o a una mascota, en obras de arte que tienen siglos de antigüedad", dice Denk.
Las coincidencias son tan frecuentes en el Museo de Bellas Artes de Boston que la institución publica todas las semanas la favorita de los fans en su cuenta de Instagram. A la hora de la selfie, la obra más popular entre los visitantes es La pequeña bailarina de catorce años, del escultor Edgar Degas.
"Es común que nuestros visitantes recorran el museo en busca de su sosias o que intenten imitar la pose de algunas obras, por lo general mientras tratan de lograr una imagen perfecta para Instagram", dice Katie Getchell, subdirectora del museo de Boston.
En el Museo de Brooklyn, las selfies junto a obras de arte también son muy populares. "El éxito del proyecto de Google no me sorprende, y seguramente tampoco a nadie que trabaje en un museo", dice Brooke Baldeschwiler, directora de comunicaciones digitales del museo. "A la gente simplemente le gusta verse a sí misma como parte de una obra de arte".
Si los humanos están tan obsesionados con las selfies, entonces la aplicación Google Arts and Culture es el camino a la adicción dentro del mundo del arte. Pero no deja de tener sus críticos. Para algunos, la tecnología de reconocimiento facial es lisa y llanamente aterradora. De hecho, la aplicación no está disponible en los estados de Texas y de Illinois, que tienen las legislaciones más estrictas del país en cuando a la recolección de datos biométricos, incluidas las selfies. Y también es cierto que la aplicación arroja resultados de todo tipo, en especial en lo que se refiere a raza, género y edad.
"A mi abuela le salió el retrato presidencial de Ronald Reagan", dice Patrick Lenihan, vocero de Google.
Lejos del reino de lo virtual, un museo de Canadá está presentando "Mi doble de hace 2000 años", una exhibición de antigüedades grecorromanas, retratos funerarios egipcios y las fotos de personas actuales que se les parecen.
El Museo de la Civilización de la ciudad de Quebec analizó miles de selfies y eligió unas 30 de personas con semejanzas con obras de arte. Esas personas luego fueron fotografiadas en Montreal por François Brunelle, entre cuyos proyectos anteriores se cuenta la documentación de personas que se parecen sin ser hermanas.
Wesley Rowell, un neoyorquino de 57 años, fue uno de los retratados.
La foto de Rowell será exhibida junto a su doble del arte, la escultura de un hombre no identificado del siglo III a.C.
"Pensar en todas las vidas, en todas las generaciones que nos separan, produce una sensación extraña", dice Rowell. "No puedo dejar de pensar en esa necesidad humana de sentirnos conectados con todo lo que vino antes de nosotros".
Amanda Bullis, una actriz de 29 años que vive en la ciudad de Jersey, fue elegida por su similitud con una cara grabada sobre una vasija que data de entre los años 300 y 201 a.C.
Para la foto, tuvieron que maquillarla y peinarla durante varias horas. "En ese rato, tuve tiempo de ponerme en la piel de ella", dice Bullis, y agrega que todo eso la hizo reflexionar sobre sus ancestros. "Es muy interesante sentir que uno forma parte del conjunto de la humanidad, que ha evolucionado y cambiado, pero que sigue siendo básicamente la misma a través de los milenios".
Duffin dice estar acostumbrado a que lo confundan con algún otro barbudo, así que la experiencia de posar junto a su sosias del arte en California no le suscitó mayores reflexiones.
Al parecer, es común que algún desconocido le pregunte: "¿Nunca le dijeron que es igualito a Papá Noel?". Y su respuesta es siempre la misma: "Nunca, hasta ayer".
Leslie C. Denk, vocera del Museo Norton Simon, dice que ya habían notado que algunos visitantes publicaban selfies en las que posaban como las figuras que aparecen en las obras de arte, en especial junto a esculturas de Auguste Rodin y Aristide Maillol.
"El arte tiene el poder de transportarnos en el tiempo, por eso creo que es una verdadera alegría reconocerse uno mismo, a un amigo o a una mascota, en obras de arte que tienen siglos de antigüedad", dice Denk.
Las coincidencias son tan frecuentes en el Museo de Bellas Artes de Boston que la institución publica todas las semanas la favorita de los fans en su cuenta de Instagram. A la hora de la selfie, la obra más popular entre los visitantes es La pequeña bailarina de catorce años, del escultor Edgar Degas.
"Es común que nuestros visitantes recorran el museo en busca de su sosias o que intenten imitar la pose de algunas obras, por lo general mientras tratan de lograr una imagen perfecta para Instagram", dice Katie Getchell, subdirectora del museo de Boston.
En el Museo de Brooklyn, las selfies junto a obras de arte también son muy populares. "El éxito del proyecto de Google no me sorprende, y seguramente tampoco a nadie que trabaje en un museo", dice Brooke Baldeschwiler, directora de comunicaciones digitales del museo. "A la gente simplemente le gusta verse a sí misma como parte de una obra de arte".
Si los humanos están tan obsesionados con las selfies, entonces la aplicación Google Arts and Culture es el camino a la adicción dentro del mundo del arte. Pero no deja de tener sus críticos. Para algunos, la tecnología de reconocimiento facial es lisa y llanamente aterradora. De hecho, la aplicación no está disponible en los estados de Texas y de Illinois, que tienen las legislaciones más estrictas del país en cuando a la recolección de datos biométricos, incluidas las selfies. Y también es cierto que la aplicación arroja resultados de todo tipo, en especial en lo que se refiere a raza, género y edad.
"A mi abuela le salió el retrato presidencial de Ronald Reagan", dice Patrick Lenihan, vocero de Google.
Lejos del reino de lo virtual, un museo de Canadá está presentando "Mi doble de hace 2000 años", una exhibición de antigüedades grecorromanas, retratos funerarios egipcios y las fotos de personas actuales que se les parecen.
El Museo de la Civilización de la ciudad de Quebec analizó miles de selfies y eligió unas 30 de personas con semejanzas con obras de arte. Esas personas luego fueron fotografiadas en Montreal por François Brunelle, entre cuyos proyectos anteriores se cuenta la documentación de personas que se parecen sin ser hermanas.
Wesley Rowell, un neoyorquino de 57 años, fue uno de los retratados.
La foto de Rowell será exhibida junto a su doble del arte, la escultura de un hombre no identificado del siglo III a.C.
"Pensar en todas las vidas, en todas las generaciones que nos separan, produce una sensación extraña", dice Rowell. "No puedo dejar de pensar en esa necesidad humana de sentirnos conectados con todo lo que vino antes de nosotros".
Amanda Bullis, una actriz de 29 años que vive en la ciudad de Jersey, fue elegida por su similitud con una cara grabada sobre una vasija que data de entre los años 300 y 201 a.C.
Para la foto, tuvieron que maquillarla y peinarla durante varias horas. "En ese rato, tuve tiempo de ponerme en la piel de ella", dice Bullis, y agrega que todo eso la hizo reflexionar sobre sus ancestros. "Es muy interesante sentir que uno forma parte del conjunto de la humanidad, que ha evolucionado y cambiado, pero que sigue siendo básicamente la misma a través de los milenios".
Duffin dice estar acostumbrado a que lo confundan con algún otro barbudo, así que la experiencia de posar junto a su sosias del arte en California no le suscitó mayores reflexiones.
Al parecer, es común que algún desconocido le pregunte: "¿Nunca le dijeron que es igualito a Papá Noel?". Y su respuesta es siempre la misma: "Nunca, hasta ayer".
CH. H.
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