martes, 30 de enero de 2018

EL CELULAR AL VOLANTE; MATA....


La tecnología revoluciona nuestras vidas, a veces de manera extrema. En realidad, es el uso que hacemos de las nuevas posibilidades el que las vuelve positivas y beneficiosas o ciertamente perniciosas. Uno de los mejores ejemplos es el de los teléfonos celulares, verdaderas prolongaciones del cuerpo humano que parecen haber crecido en casi todos nosotros como lo hace una uña en un dedo y sin los cuales muchos ya no pueden vivir sin acusar severos síntomas de nomofobia (del inglés, no mobile phone fobia). Muchas voces se alzan en advertencia sobre esta adictiva dependencia, desde la del papa Francisco, que recientemente criticó el uso de celulares en las misas, pasando por bancos que premian a sus clientes con postres o bebidas en los restaurantes cuando son capaces de prescindir de sus teléfonos móviles.
La Asociación Luchemos por la Vida midió nuevamente en un estudio el porcentaje de conductores que utilizan tan temeraria como peligrosamente estos dispositivos.



Basta con mirar en el interior de muchos autos en movimiento o detenidos en un semáforo para confirmar que, incluso, podría superar ese 13,3% de la medición de la que da cuenta esta activa organización, reportando que se ha triplicado mortalmente la cifra en los últimos diez años. Traducido, este porcentaje nos habla de unos 186.000 conductores usando celular simultánea y constantemente, en expresa contravención a la ley, entre los aproximadamente 1.400.000 vehículos que circulan a diario por la ciudad de Buenos Aires. Ni que hablar de aquellos que también los utilizan en caminos, rutas o autopistas. La disminución de la capacidad de manejo con un celular en la mano estando al volante se asimila al estar alcoholizado en tanto produce una letal desatención y ralentización de la reacción. El riesgo de chocar y sufrir lesiones se incrementa cuatro veces, y esta infracción es una de las más frecuentes en la ciudad, superando incluso la violación del semáforo en rojo o el no uso del cinturón de seguridad, con una multa de unos $1115 por hablar por teléfono y del doble por envío de mensajes de texto. Sin embargo, los conductores no dejan de emplearlo a pesar de las multas y del riesgo que implican", afirman desde el Centro de Experimentación y Seguridad Vial (Cesvi).

Muchos peatones comparten este desgraciado hábito con conductores, circulando con total desaprensión por calles y avenidas, absortos en sus pantallas sin siquiera levantar la mirada. Mientras en 2007 solo un 4% usaba el celular al cruzar una calle, la cifra trepó al 15% en 2017: casi se triplicó el riesgo.

Es necesario reforzar las campañas de concientización. Los controles deberían acentuarse y el actual descuento de cinco puntos del sistema de scoring de licencias tendría que elevarse, pues está visto que somos hijos del rigor. La Justicia debería dejar de mostrar dispares criterios sobre quienes matan o hieren al volante. En 2016, el Congreso sancionó una ley que agravó los delitos viales, pero resta aún mucho por hacer.

La decisión individual de utilizar un celular al volante no puede calificarse livianamente como solo suicida. Quienes eventualmente lo acompañan en el vehículo y todos aquellos que en calles o rutas pasan a quedar a merced de cualquier mala maniobra de quien conduce, confirman que se trata más bien de un asesino en potencia. El celular al volante mata.

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