jueves, 9 de noviembre de 2017

EN EL "ESPACIO MENTE ABIERTA" BEATRIZ NOFAL Y EL G 20

BEATRIZ NOFAL


El G-20 es el principal foro multilateral de líderes para la gobernanza y la cooperación económica y, crecientemente, el diálogo político internacional.
Las economías de los países integrantes del G-20 representan 80% del PBI mundial, 64% de la población, 73% de las exportaciones y 61% de la inversión extranjera directa del mundo. Éste es el único Foro Mundial de Líderes donde los países desarrollados y emergentes están sentados a la mesa de igual a igual.
La presidencia de la Argentina del G-20, en 2018, es a la vez una enorme oportunidad así como un gran desafío y responsabilidad que convoca al Gobierno y a los diferentes actores de la sociedad civil, empresas, trabajadores, mujeres, investigadores, científicos, jóvenes y organizaciones no gubernamentales, los llamados "engagement groups".
El G-20 tiene así estructurado el diálogo con estos grupos de relacionamiento de la sociedad civil. Dada la complejidad de los desafíos actuales en el mundo, la visión compartida subyacente es que la resolución de los desafíos nos involucra a todos: es decir, se requiere una "poligobernanza".
El G-20 es una gran oportunidad para la Argentina en 2018. La Argentina, por primera vez en su historia, podrá poner las prioridades en la mesa de diálogo y decisión de los líderes de las principales economías del mundo. Centralmente, eso nos da la oportunidad para avanzar la agenda internacional y la globalización hacia una dirección más justa y favorable para la resolución de los problemas de la gente y del desarrollo.
En este sentido, y tal como ha manifestado el gobierno de Cambiemos, que lidera el presidente Mauricio Macri, la Argentina se propone en 2018 representar en el G-20 la voz de América latina y de los países en desarrollo en general. Una iniciativa clave en este sentido será acordar con los organismos financieros multilaterales herramientas que potencien el financiamiento de la infraestructura para el desarrollo y la participación del sector privado.
En lo interno, el proceso del G-20 en 2018, en los diversos grupos de trabajo gubernamentales y de los grupos de relacionamiento de la sociedad civil que culminarán con la Cumbre de los Líderes en la Argentina, tiene el potencial de catalizar un proceso transformacional al poner la agenda del mundo y la agenda del futuro, en particular, el futuro del trabajo y la educación, la paridad de género, el crecimiento inclusivo y el desarrollo sustentable, en el centro de la toma de decisión pública y privada.
También por la vinculación con los principales actores públicos y privados del mundo, lo cual es clave para la generación de inversiones, empleo y la ampliación del acceso a mercado para nuestras exportaciones.
El G-20 no es un organismo internacional (por lo que no cuenta con un presupuesto y personal contratado, y por lo cual la responsabilidad del gasto rota, asumiéndola el país que ejerce la presidencia), ni una organización normativa o regulatoria (por lo que sus decisiones no son mandatorias, aunque reflejan compromisos consensuados que impulsan luego decisiones de políticas públicas a nivel internacional y doméstico), y tampoco es sólo un evento limitado a la Cumbre de los Líderes.
El foco en 2018
El trabajo del G-20 en 2018, en los dos canales en que se organiza el mismo, el tradicional Canal de Hacienda y Finanzas, y el Canal de Sherpas, requerirá no menos de unas 40 reuniones previas de viceministros, ministros y sherpas, para llegar a través del dialogo con una base de principales acuerdos o consensos a la Cumbre de los Líderes.
Este año y tal como lo refleja el Comunicado de la Cumbre de G-20 Hamburgo y el comunicado previo de la Cumbre del G-7 en Taormina, los disensos se concentraron al final en dos temas muy relevantes: el libre comercio multilateral y el cambio climático (aunque este último disenso amenazó con afectar asimismo el consenso respecto de la implementación de la agenda del desarrollo sustentable 2030). En ambos temas el cambio de la posición de la administración Trump en EE.UU. fue el factor catalizador principal.
Dado los desafíos que emanan del actual contexto económico y político internacional, el foco del G-20 en 2018 debería ser: 1) acordar acciones concretas para un crecimiento inclusivo centrado en la gente; 2) promover una globalización justa que pueda beneficiarnos a todos; 3) poner en marcha iniciativas prácticas que permitan abordar desafíos globales y sistémicos (o megatendencias), digitalización, futuro del trabajo, educación e innovación, cambio climático y transición energética, así como las asignaturas pendientes de un desarrollo humano y económico con mayor equidad.
La autora fue Sherpa de G-20 de la Argentina

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