viernes, 20 de octubre de 2017

NEUROCIENCIA AFECTIVA EN EL ÁMBITO LABORAL


De mujeres empáticas y cerebros en el trabajo

Por Federico Fros Campelo


En las últimas décadas, la participación de las mujeres en los altos cargos de las organizaciones ha venido creciendo afortunadamente. Es posible verificar que ciertas respuestas emocionales femeninas son mucho más eficientes a la hora de gestionar tanto personas como tareas. Parte de esto proviene de una mayor capacidad empática del cerebro femenino.
El sistema cerebral de la Empatía no es exclusivo de las mujeres. En los hombres también existe. Pero dada la mayor capacidad femenina por naturaleza de asistir y cuidar a sus “crías” (mirá qué formalidad biológica tiene el término) las mujeres presentan una tendencia más marcada a evaluar los estados emocionales y motivacionales de sus empleados y de los miembros de su equipo. También presentan una mayor inclinación para advertir cómo conciliar mejor los objetivos personales con los profesionales.
Ahora que la Neurociencia Afectiva está interviniendo en la exploración del ámbito laboral (y, gradualmente, lo hace cada vez más), consigue combinarse con la psicología científica e incluso con la economía de la conducta para dar respuestas interesantes. El tema es cómo trasladar el lenguaje tan complicado de las investigaciones cerebrales a la vida laboral cotidiana, recurriendo a una terminología que nos permita ejecutar cambios efectivos en nuestras experiencias de trabajo.
- Parece paradójico, pero a todo humano lo estimula más el incentivo de una recompensa futura que el placer de haberla conseguido. Las descargas del neurotransmisor dopamina, combustible de este sistema, son más intensas cuando esperamos expectantes un acontecimiento que en el momento mismo que disfrutamos el hecho. He ahí la razón por la cual trabajamos tanto por una zanahoria, como una promesa de aumento o de ascenso.
- Una parte de la corteza cerebral -llamada ínsula- se activa cuando sentimos que alguien trata de sacar ventaja de nosotros (cosa que sugiere que la emoción de injusticia podría haberse ganado como ventaja evolutiva de nuestra especie humana). Es por esto que nos resulta tan habitual sentir injusticia en un empleo, ya que las organizaciones son el ámbito artificial por excelencia en el que siempre habrá alguien que trate de sacar partido de nosotros.
- Contamos con un área cerebral denominada CCA (corteza cingulada anterior) en la que se procesa la experiencia de dolor social. En este cerebro social que tenemos desde tiempos inmemoriales, tiene el mismo valor quedar excluido de la manada hace 40 mil años en la sabana de África y ser potencial cena para los leones como la exclusión moderna de un proyecto laboral sofisticado. Por eso, también, cuesta tanto recuperarse emocionalmente de un despido.

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