Cine e inclusión: inauguran funciones especiales para hipoacúsicos en el Gaumont
Con Los que aman, odian empieza una serie de proyecciones de cine nacional pensadas para personas con problemas auditivos
El cine Gaumont proyectará películas para hipoacúsicos.
La última película argentina que Miriam había visto en el cine fue Cenizas del paraíso. Se acuerda de que fue con su madre, hace 20 años. Salió desilusionada: por las dificultades auditivas con las que convive desde los dos años no logró entender los diálogos. Ni siquiera al tratar de leer los labios de los protagonistas. La traducción que su madre le susurró durante la proyección le ayudó en ese momento, pero no fue suficiente como para volver a intentarlo con alguna otra película nacional. "Ahí siempre dependés del esfuerzo del otro -dijo, justo antes de tomarse revancha en el cine Gaumont, a metros del Congreso-. Para las personas hipoacúsicas y sordas los subtítulos son una necesidad."
Faltaban minutos para que empezara Los que aman, odian, del director Alejandro Maci, y Miriam se metió adentro de la sala para no perderse el comienzo de la película. La de ayer a las 17.30 no fue una proyección más, se trató de una función especial diseñada para personas con problemas auditivos. Es decir, con un sistema de audio que facilita la escucha para los espectadores con audífonos o implante coclear y subtitulada a través del sistema conocido como closed caption, que no sólo reproduce los diálogos sino que también consigna otros sonidos como un portazo, viento o una pieza musical.
La última película argentina que Miriam había visto en el cine fue Cenizas del paraíso. Se acuerda de que fue con su madre, hace 20 años. Salió desilusionada: por las dificultades auditivas con las que convive desde los dos años no logró entender los diálogos. Ni siquiera al tratar de leer los labios de los protagonistas. La traducción que su madre le susurró durante la proyección le ayudó en ese momento, pero no fue suficiente como para volver a intentarlo con alguna otra película nacional. "Ahí siempre dependés del esfuerzo del otro -dijo, justo antes de tomarse revancha en el cine Gaumont, a metros del Congreso-. Para las personas hipoacúsicas y sordas los subtítulos son una necesidad."
Faltaban minutos para que empezara Los que aman, odian, del director Alejandro Maci, y Miriam se metió adentro de la sala para no perderse el comienzo de la película. La de ayer a las 17.30 no fue una proyección más, se trató de una función especial diseñada para personas con problemas auditivos. Es decir, con un sistema de audio que facilita la escucha para los espectadores con audífonos o implante coclear y subtitulada a través del sistema conocido como closed caption, que no sólo reproduce los diálogos sino que también consigna otros sonidos como un portazo, viento o una pieza musical.
La proyección de ayer fue gratuita, pero las próximas costarán 35$.
Una función por día, durante una semana en el mes y a lo largo de todo 2018. Empezó con Los que aman, odian, la función de las 17.30, en el cine Gaumont (Rivadavia 1635), pero la idea es que la película cambie mes a mes. La iniciativa es de la Mutual Argentina de Hipoacúsicos (MAH) y del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).
"Lo novedoso en este caso es que a la tecnología que existe en la sala se le agrega el subtitulado, una vieja lucha de la comunidad de hipoacúsicos. El objetivo es lograr que al menos se ofrezcan funciones de cine argentino con subtítulos de manera tal que las personas con una pérdida profunda puedan leerlos. Y eso es realmente un acto de integración", dijo el ingeniero Horacio Cristiani, director general de la MAH.
La problemática de fondo, para Cristiani, está relacionada justamente con que la tecnología del aro magnético, que toma el sonido de la película o del escenario en el caso del teatro y lo convierte en un campo magnético que la persona equipada con audífonos o implante coclear lo recibe en forma directa e imperceptible para el resto del público, muchas veces no alcanza para una cabal comprensión de la película.
Hoy se calcula que entre el 5% y el 10% de la población argentina tiene algún grado de pérdida auditiva. "Esperamos que esta iniciativa se expanda y así más gente con problemas auditivos pueda ver cine argentino", dijo Cristiani.
Ese pensamiento lo comparte Alejandro Maci, director de Los que aman, odian. Él trabaja hace muchos años con una persona con hipoacusia y por eso conoce de cerca la limitación de tener que conformarse con el cine extranjero subtitulado. "Nosotros como público estamos totalmente familiarizados a la presencia de subtítulos invadiendo la pantalla, algo que en Italia, por ejemplo, es una rareza. Y que en la pantalla no sólo se lean los diálogos sino también un estruendo o el rumor de la lluvia no nos altera en lo más mínimo -dijo-. Ojalá todas las películas tuvieran funciones para hipoacúsicos, porque haría a un corte transversal en la renovación del público cinematográfico."
Una función por día, durante una semana en el mes y a lo largo de todo 2018. Empezó con Los que aman, odian, la función de las 17.30, en el cine Gaumont (Rivadavia 1635), pero la idea es que la película cambie mes a mes. La iniciativa es de la Mutual Argentina de Hipoacúsicos (MAH) y del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa).
"Lo novedoso en este caso es que a la tecnología que existe en la sala se le agrega el subtitulado, una vieja lucha de la comunidad de hipoacúsicos. El objetivo es lograr que al menos se ofrezcan funciones de cine argentino con subtítulos de manera tal que las personas con una pérdida profunda puedan leerlos. Y eso es realmente un acto de integración", dijo el ingeniero Horacio Cristiani, director general de la MAH.
La problemática de fondo, para Cristiani, está relacionada justamente con que la tecnología del aro magnético, que toma el sonido de la película o del escenario en el caso del teatro y lo convierte en un campo magnético que la persona equipada con audífonos o implante coclear lo recibe en forma directa e imperceptible para el resto del público, muchas veces no alcanza para una cabal comprensión de la película.
Hoy se calcula que entre el 5% y el 10% de la población argentina tiene algún grado de pérdida auditiva. "Esperamos que esta iniciativa se expanda y así más gente con problemas auditivos pueda ver cine argentino", dijo Cristiani.
Ese pensamiento lo comparte Alejandro Maci, director de Los que aman, odian. Él trabaja hace muchos años con una persona con hipoacusia y por eso conoce de cerca la limitación de tener que conformarse con el cine extranjero subtitulado. "Nosotros como público estamos totalmente familiarizados a la presencia de subtítulos invadiendo la pantalla, algo que en Italia, por ejemplo, es una rareza. Y que en la pantalla no sólo se lean los diálogos sino también un estruendo o el rumor de la lluvia no nos altera en lo más mínimo -dijo-. Ojalá todas las películas tuvieran funciones para hipoacúsicos, porque haría a un corte transversal en la renovación del público cinematográfico."
Para el vicepresidente del Incaa, Fernando Juan Lima, estas proyecciones dan la posibilidad de incluir a todo aquel que tenga alguna dificultad auditiva. Hasta ahora sólo habían concretado algunas experiencias aisladas con funciones que combinaran la tecnología del aro magnético y los subtítulos closed caption. "El objetivo es lograr que el cine argentino haya siempre un porcentaje con este tipo de funciones. Que no sean la excepción sino una tendencia", dijo.
F. M.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.